Clasificación: NC-17
Aclaraciones: Esta es una historia original, por tanto sus autoras tienen todos los derechos reservados sobre sus personajes. Sin embargo, existen aportes de cultura Pop que pertenecen a sus dueños.
Los lugares representados en la historia existen.
Advertencia: (I)Aunque existen alusiones a prácticas peligrosas, y las mismas existen, no se recomienda copiarlas o efectuarlas, simplemente se muestran aquí como material informativo.
(II)Las organizaciones mencionadas si existen, y los abusos contra los animales mencionados, también ocurren, y SON un delito.
Gracias por sus comentarios!!
Simon bostezó nuevamente mientras se desplazaba arrastrando los pies por toda la habitación. Ni siquiera el baño le había quitado la pereza, y es que aquel día realmente no tenía nada qué hacer.
Sus chicos de la agencia ya tenían bien arreglada su agenda, sus jefes no habían llamado para asignar nada más, Eric tampoco había dado novedades de la edición del video, aún no recibía la llamada de luz verde para la pista y… ¡ah! Seguramente Ulisses había dormido con Devlin. Casi soltó un suspiro de padre orgulloso de su hijo en noche de bodas.
—Al menos alguien tuvo acción —bostezó de nuevo y observó sus ojeras en el espejo del baño. Tenía ya varios días de no dormir bien y se preguntó si la razón no sería su conciencia. A lo lejos le parecía escuchar la voz de su médico: “sigue así y tendrás un paro cardíaco”
—Sí, sí, ya sé —tomó otra de sus pastillas y se quedó absorto viendo el correr del agua en el lavamanos. Sólo el sonido de su móvil lo sacó de sus pensamientos, haciéndolo regresar a la cama para tomar el teléfono. —Gray al habla —y su voz no salió tan animosa como hubiera querido.
—Es Santiago—, su voz fue escueta, totalmente profesional y carente de emoción—. Estoy a punto de salir para llevarte los papeles del nuevo contrato de Ulisses. Agradecería si los revisaran hoy mismo. Y si de paso me das tu dirección.
—Me estoy quedando en el Strand Palace —desvió la mirada hacia la ventana—, puedes venir acá y dejármelos.
—Gracias, te llamo cuando esté en la recepción, no me gustaría dejarlos con el correo normal. Adiós—. Santiago colgó y revisó una vez más las formas y la cantidad ofrecida en Libras. Realmente no había nada de que quejarse, excepto por el hecho de que ese Mateus parecía estar demasiado interesado en Devlin. Y ya habían tenido esa conversación con Harry, para quien el brasilero era intocable ¿Es que sólo él era capaz de percibir el peligro en que se encontraba Devlin?
Cuando se conocieron a principios del siglo, había sido una tarea prácticamente titánica sacarlo del hoyo en el que se encontraba, vivía como venían los días, y estaba absolutamente decepcionado de la vida. Sólo él sabía que el rubio era tendiente al autosabotaje en esas condiciones, lo había sido incluso más después del desagradable episodio con el fanático obsesionado.
En el peor de los panoramas, Ulisses Mateus bien podía venir, dañar a Dev y salir del país a seguir con su vida, con la cartera llena y su prestigio restituido.
Por eso le caía mal. No se creía el cuento de sus ojitos dulces y su lengua afable. Conocía a muchos como ese.
Se subió al taxi de muy mal humor, para colmo, ahora tenía que verle la cara a Simon—. A Chelsea por favor, vamos para el Strand.
---
Simon se había quedado dormido otra vez luego de hablar con Santiago. Realmente ese día no se sentía con ánimos de un campeonato de comentarios envenenados, pero trabajo era trabajo. El sonido del timbre del teléfono del cuarto lo sacó de su ensoñación para avisarle que tenía un visitante.
—Albert, gánate el cielo y escolta al señor Vélez hasta acá, ¿quieres? —suspiró—, no tengo deseos de dar un paso fuera de mi habitación.
—Entendido —el viejo recepcionista le sonrió al moreno que esperaba con un sobre en la mano—, el señor Gray lo recibirá en su habitación. Si me permite, yo lo acompaño.
«¡Demonios! Vamos Santi, a portarse como un profesional, si te toca, lo matas y ya. El Infierno agradecería un nuevo ocupante»
Albert sonrió de manera amable a pesar de que casi percibió el aura roja que manó de aquel hombre. Lo escoltó hasta el elevador y lo dejó en la puerta de la suite de Gray. Había pedido la más apartada para que nadie lo perturbara.
—Siga —el mayor le sonrió—, creo que está un poco indispuesto.
---
La mañana era luminosa, al parecer los pájaros cantaban y uno podía salir a la terraza con la leve ilusión de que como el día era tan bello, una capa gris de CO2 en el cielo no amenazaba la vida en el planeta.
Devlin estaba de muy buen humor. Se había levantado inusualmente temprano y había agarrado a besitos a Ulisses quien no se había despertado, claro. Sólo lo había dejado hacer. Con unicamente la toalla y una taza de té Earl Gray, salió a la terraza a investigar las macetas con papiros que le habían puesto recientemente.
La vida podía ser buena… en la radio la música sonaba y Devlin la silbaba y la cantaba suavecito para no despertar a Ulisses. Tenía hambre pero lo esperaría para hacer el desayuno como habían acordado. Además tenía ganas de besarlo hasta el cansancio porque ya había recibido un mensaje de Santiago con las buenas nuevas de la portada.
Ulisses se giró entre las sábanas y entreabrió los ojos. Notó la ausencia del otro cuerpo que había estado pegado a él hasta la madrugada, besándose y acariciándose como si fuera la última noche juntos. Se sonrojó al recordar todo lo que había sucedido en esa cama, sabiendo que si Devlin hubiera accedido a quedarse desnudos, esa mañana su trasero no estaría igual.
Se irguió y bostezó estirando sus brazos, levantándose con pereza mientras se rascaba la cadera. Escuchó los tenues silbiditos del rubio en la terraza y no dudó en dirigir allí sus pasos. Se asomó y sonrió al verlo con esa pose relajada, tomando una taza de té y viéndose tan… sexy.
—Buenos días —caminó lentamente hasta llegar frente a Devlin
Los ojos del rubio relucieron al ver a su compañero. Harry tenía razón, era Mr. Adonis, por más ridículo que sonara. Se le acercó cantándole lo que la radio en el salón reproducía:
In darkness he is all I see
Come and rest your bones with me
Driving slow on sunday morning
And I never want to leave
Fingers trace your every outline
Paint a picture with my hands
Back and forth we sway like branches in a storm
Change the weather still together when it ends…[1]
Le dio un besito en los labios y le acarició el brazo con su mano libre, desechó los pensamientos acerca de lo raro que era para él mimar a alguien. Le ofreció su taza de té con otro beso.
Ulisses volvió a sentir ese revuelo tan delicioso en su estómago. La voz de Devlin podría regresarlo del mundo de los muertos, subirlo al cielo y volverlo a dejar tendido en tierra. No perdió tiempo y rodeó la cintura del rubio, ahondando el beso mientras le quitaba la taza.
—Qué bonita se ve esa toalla —susurró separándose no sin antes morderle ligeramente el labio. Tomó un sorbo del té pero no soltó el talle de su compañero.
—Un día me la quitas y me dices si te gusta lo que hay debajo… —Lo alcanzó y le mordió un hombro.— Tengo hambre —. Le pasó la punta de la nariz por el lado del cuello —¿Me vas a enseñar tus delicias… culinarias hoy?
—Creí que el que me enseñaba delicias eras tú —picó dándole una palmadita en el trasero. Se sintió sumamente atrevido y se vislumbró en el rubor que cruzó sus mejillas—, ¿te quito la toalla?, pero tú me quitas esto —rió pasando un dedo por el elástico de su bóxer—, seguro que nos gusta mucho lo que encontremos por allí —comenzó a caminar hacia adentro, sintiéndose como un adolescente en revolución sexual. —Anda, tenemos un desayuno por hacer…
---
Santiago elevó los ojos en fastidio ¿Acaso todo tenía que ser sumamente teatral con ese hombre? Entró a la habitación y no lo vio por ningún lado. Pensó en dejarle los papeles sobre la mesita del lado de la puerta y largarse. Tenía un montón de compromisos con Devlin.
Simon salió entonces del baño. Se había echado un poco de agua en la cara para despejarse.
—Hola —dio otro bostezo—, perdón por no bajar pero ando en “mis días” —rió ante su comentario y se acercó hasta tomarle los papeles—, ¿acá detallas todo?
—Sólo tenemos un día para hacer las fotografías. Eso sería el lunes. La locación está especificada y el vestuario—. Le extendió una tarjeta. — La cifra por sus servicios es ésta. Y me tomé la libertad de señalar las fotos que más le gustaron a mi representado en el Book. Él quiere tomas parecidas.
—Mmm sí, recuerdo esa sesión —Simon ojeó todo mientras caminaba a la pequeña salita. Se sentó sobre una de sus piernas mientras la otra descansaba colgando del sillón. —¿De la pista no hay novedad?
El moreno se quedó estático en su lugar. Realmente Simon no daba una buena imagen con esa bata y esas ojeras, parecía deshecho.— Hemos tenido días soleados, en Heatrow son optimistas. Por ahora el tráfico los tiene colapsados.
El castaño siguió ojeando hasta que dejó la carpeta a un lado y volvió a bostezar. Había notado la rigidez de Santiago, pero era algo a lo que ya se había acostumbrado.
—Eso es bueno, ya pronto terminará todo —recostó su cabeza en el borde del mueble y suspiró. La presencia de Santiago estaba drenándole energía al extremo. Esa mañana el agente tiburón se había quedado guardado en la maleta.
—Sí no es más… me despido.
—¿Cuánto tiempo más pretendes seguir tratándome de esa manera? —no despegó su cabeza del mueble. Incluso lo preguntó con la vista fija en la ventana, arrepintiéndose de que su boca dejara salir lo que su cabeza guardaba celosamente.
—Si me hablas de nuestra relación de negocios, no veo nada raro en el trato que te doy, aunque no me gusta, dado lo que le hiciste a Devlin ¡Violar su propia casa!— Se obligó a calmarse.— En fin. Como sea, cuanto antes tú y tu chico se vayan, mejor para nosotros. Eso será una anécdota que comentar en un pub x en unos años.
Simon sintió encogerse ante cada palabra. En esos días en los que amanecía con “conciencia” un encuentro como aquel lo dejaba totalmente abatido. Suspiró al fin y dirigió su mirada de nuevo hacia Santiago. ¡Diablos!, ¿por qué tenía que verse siempre tan perfecto? A veces no podía evitar sentirse un imbécil por haber dejado al español.
—Yo tengo la culpa por preguntar —se levantó y buscó en su mesita las pastillas que había mandado a comprar. Si así no conciliaba el sueño, ya no sabía con qué más hacerlo. —Sin embargo Santiago, espero que el nuevo álbum de Devlin llegue al número uno y que la gira sea más que exitosa —se tomó las píldoras con una necesidad febril—, y que tú tengas un poco de descanso porque sé que has corrido mucho estos meses.
Santiago alzó una ceja, se aproximó y le arrebató el frasco para leer la inscripción y la prescripción— ¿Estás loco? ¿Cuántas te has tomado de estas? —Lo miró a los ojos lleno de desprecio— ¡Esto ha matado a un montón de gente!
Simon se quedó quieto, desviando la mirada ante esos ojos tan fulminantes.
—Tengo dificultades para dormir —miró el frasco en la mano del moreno, pero no se animó a tocarlo. —Devuélvemelo…
Santiago se lo extendió encogiéndose de hombros. — Si te quieres suicidar… ya no eres mi problema.
Sin embargo no se atrevió a darle el frasco, quedó suspendido entre los dos ¿realmente, no se le daba nada si a ese castaño idiota le daba un paro cardiaco por envenenarse con esas cosas?
El hombre sonrió cansado y asintió, apartándose para regresar al sofá. Era obvio que el moreno no quería ni tocarlo y no le interesaba demasiado lo que pasara con él.
—Lo siento Santiago, hoy no me siento con fuerzas para aguantar el odio que profesas hacia mi persona —se recostó y fijó su vista de nuevo en la ventana—, espero volver a ser yo el lunes y entonces sí estaré a la altura. Pero hoy no.
—Como quieras — Se volteó hacia la puerta para irse— ¿Cuándo le dices a Mateus lo del contrato entonces? ¡Tienes hoy y mañana por Dios!
—Ya, ya, hoy lo llamaré —volvió a levantarse y caminó con rapidez hacia la cama. Casi huía del moreno. —Cierra, cierra, que me dio sueño y aprovecharé antes de tomarme otra pastilla.
Santiago hizo lo que se le pedía, pero no era ningún santo, a último minuto se volteó hacia un Simon en actitud de acostarse —¿Sabes que es bueno para conciliar el sueño? El sexo ¿Por qué no llamas a uno de los botones de este hotel? Si mal no estoy, son tus favoritos—. Y con eso cerró la puerta y se fue con el espíritu ligeramente liviano… por unos minutos.
---
Ulisses tonteó de nuevo con el rubio manchándole la nariz con la masa que había preparado para hacer panqueques. Aquel desayuno tendría de todo: dulce, salado, besos y más besos. De hecho, iba darle uno cuando su móvil sonó y cortó la inspiración.
—Espera, ya vengo —volvió a mancharlo, no sin antes lamerlo rápido para salir corriendo hacia el cuarto para traer su móvil. Tal como pensó, era Simon.
—Hola Gray —su voz sonaba más emocionada de lo que debería, teniendo en cuenta las bondades del tiburón
—Tienes un nuevo trabajo antes de partir a Miami y el asunto de la pista —la voz parecía salida de ultratumba
—¿Otro trabajo? —el joven se rascó la cabeza—¿te sientes bien?
—No —suspiró—, no he dormido en días, acusa a mi conciencia o falta de ella. Lo cierto es que odio a Santiago Vélez.
—¿Te hizo algo? —Ulisses quizá no tenía una relación demasiado estrecha con Simon, pero le preocupaba cuando entraba en esas conocidas etapas en las que ni él se aguantaba. —Has estado raro desde que estamos en Londres trabajando para Devlin.
Simon se arrebujó más entre la sábana que lo cubría. Estaba sentadito a mitad del colchón, cubierto como monje franciscano. Las ojeras seguían marcadas y sus cabellos estaban revueltos.
—Es complicado Ulisses, si comienzo a contarte sería como una sesión psiquiátrica —cambió de mano el móvil —lo cierto es que como siempre, la culpa es mía.
—¿Qué hiciste esta vez? —el corazón le latió rápido. Nunca se podría saber con qué saldría su agente.
—Esta vez no mucho. Pero antes, hice algo imperdonable, de hecho, me lo merezco.
—Definitivamente esta mañana no eres tú —frunció el ceño—, ¿estás tomando esas pastillas otra vez?
—¿Por qué todo mundo parece preocuparse por mis fármacos?
—Porque te van a matar al paso que vas —el moreno salió a la terraza—, Simon, es que manejas tanto estrés…
—Escucha, no es momento de que sea yo el tema principal de la conversación. El lunes a primera hora tienes una sesión fotográfica.
—Pero, aún no termino mi trabajo con Devlin. Faltan escenas del video y…
—Relájate Mateus, que ha sido precisamente Devlin quien te ha contratado. Te quiere en la portada de su CD.
Ulisses se quedó callado unos segundos, observando los edificios aledaños.
—¿En su CD?
—Anda, que lo tienes encantado muchacho —Simon bostezó—, has hecho un buen trabajo, la gente se ha interesado en tu trasero y en saber más de ti. El hecho de que seas el “chico de Devlin” aumentó tu popularidad. Ahora ya sólo espero que cuando graben esa última escena, se deseen buena suerte y cada uno regrese a sus vidas normales.
—¿Vidas normales? —bufó sabiendo que el tiempo en compañía del rubio se estaba terminando—, ¿qué insinúas con eso?, ¿que este tiempo con él es para mí un simple juego o artimaña publicitaria?
—¿Qué?, ¿no es así? —Simon salió un poquito de su cueva improvisada—, no me saldrás con que andas buscando tu “felices para siempre”
—¿Y si así fuera?, ¿representaría eso alguna clase de problema?
—Cuando te dije que lo sedujeras lo hice con el objetivo de que dieras de qué hablar, pero nunca contemplé la posibilidad de que tu gusto cambiara completamente y ahora resulte que te gusten los hombres.
—No me gustan los hombres
—¿No?, ¿y entonces qué haces follando con uno?
—No me gustan los hombres —repitió comenzando a enfadarse—, me gusta Devlin. Me gusta la manera en la que me siento estando con él. Y que quede claro que aún no hemos… eso —se sonrojó
—Ulisses, enfócate. Devlin es mayor, es más maduro y no está jugando. ¿Me vas a decir que en verdad estás considerando vivir con él y ser su pareja?
—Es prematuro aún decir algo como eso —se recostó en la barandilla del balcón—, estamos comenzando y…
—¿Comenzando? —Simon salió por completo de entre las sábanas—, Ulisses… ¿realmente esto no es un juego?, ¿realmente te gusta?
—Sí…
Simon casi sintió la palabra “PROBLEMAS” en mayúscula y subrayado, cayendo sobre su cabeza. ¿Por qué últimamente el boomerang se le estaba regresando con un giro inesperado?
—Ulisses… haré de cuenta que no escuché eso. Asegúrate de estar puntual el lunes, te enviaré en un mensaje la dirección.
—Simon, no digas eso ahora, yo…
Pero el sonido monótono le indicó que ya su manager había colgado. Bufó enfadado y volvió a entrar hasta llegar a la cocina. Observó a Devlin y sonrió. No, no era un capricho o un juego. La ilusión de estar con el rubio era muy poderosa como para considerarlo una treta de su mente.
—¿Tu agente? —Le preguntó el cantante refiriéndose a la llamada telefónica mientras terminaba de cortar las fresas que irían en un rápido dulce sobre los hotcakes, definitivamente era demasiado dulce, esperaba que su organismo lo soportara. Cuando detalló la mínima ropa que llevaba Ulisses sonrió internamente: «Lo que necesito es energía, justo en estos días».
—O lo que queda de mi agente —Ulisses se encogió de hombros—, tiene un mal día y gusta de desquitarse conmigo.
El rubio lo atrajo y lo abrazó con un solo brazo mientras le daba de comer una de las fresas espolvoreada con azúcar. Cada día se sorprendía a si mismo, sinceramente el Devlin de ahora no lo conocía, y eso que había vivido con él 38 años…
—No dejes que eso te afecte. Si te hiere, yo te pongo banditas—. Le dio un beso en la frente y volvió a la mezcla dulce que ya hervía y esperaba por las frutas.
El modelo sonrió y no pudo resistir el pegarse a él, rodeándole la cintura mientras comenzaba a regar besos por su nuca y espalda.
—Gracias… —y un poco de melancolía le vino al pecho de saber que aquella cálida compañía estaría bien lejos de él en unos cuantos días.
—Bueno, yo creo que ya podemos pasar la masa al sartén y listo. Sólo queda el dulce, así que si te encargas de eso, me voy a vestir. El chofer pasará por mí pronto—. Le dio otro beso en recompensa a los que él había regado en su espalda, pero se quedó un ratito más ahí. Le encantaba como olía su piel, como sabían sus labios y como raspaba su naciente barba. Le encantaba todo de él.
—Ojala no tuvieras que irte —susurró Ulisses pegándolo al borde de la barra mientras le daba un besito en la oreja—, pero anda… yo hago el dulce.
Quería responderle muchas cosas ante ese comentario, intuía que se refería a algo más profundo y sabía a qué ¿Se sentiría Ulisses como él? ¿Queriendo quedarse a su lado a pesar de las obligaciones de ambos que los llevaban por caminos diferentes en el mundo? Tenía miedo de buscar una respuesta, o de comprobarlo, había cedido mucho en los últimos días y estaba seguro de que si se ponía a pensarlo, encontraría miles de razones en contra de la especie de relación que ahora tenían.
Era una tontería adelantarse al futuro. Tal vez él sólo quería seguir descubriendo su sensualidad el resto del sábado. O pensaba en lo que se iba a aburrir solo entre esas cuatro paredes… Le sonrió con algo de tristeza y le dio un ligero golpecito en la barbilla antes de irse. Hacer conjeturas lo desquiciaba.
El rubio entró en la habitación de su guardarropa y desde el teléfono de ahí llamó a la casa de Santiago, pero su intención no era hablar con él, justo la persona a la que buscaba le contestó el teléfono:
—¿Alou? Habla a Santiago Vélez, si quiere dejarle un mensaje se lo daré con mucho gusto, y si es para una cita amorosa, no está disponible.
—¿Sabe Santiago que contestas el teléfono de esa forma?
Desde el otro lado de la línea Harry sonrió como una hiena.
—Hay que espantar a la competencia…
—Es lo que vengo diciendo de tiempo atrás. Que bueno que te hayas decidido a hacerlo.
Harry arrugó su nariz con su gestito habitual.— Es que no me gustaría que me folle mientras se lo hace a otros… ya sabes… seguridad, higiene y demás.
—Claaaaaroooooo—. El tono de incredulidad decía muchas cosas.— De todas maneras, era a ti a quien buscaba.
—¿Me invitarás a salir? ¿Me invitará a salir Mr. Adonis? Aunque ya esté “apartado” para esta noche, puedo hacer un espacio en mi agenda.
—¿Y si invitas tú a salir a Ulisses? Sospecho que se aburre.
—¡Pero claro! Pásalo y le hago el día. Además, ¿Ya lo han hecho? Mira que es una buena forma de sacar la desidia de encima, y no estaría mal que ese apartamento tuyo sea explorado a cabalidad. Yo de ti se lo haría en cada habitación y…
Pero Devlin no lo escuchaba, caminaba con sólo el jean puesto hacia la cocina para entregarle el inalámbrico al modelo.
Ulisses alzó una ceja al ver que Devlin le entregaba el teléfono. Lo tomó y le preguntó con gestos quién era, pero el rubio no le dijo nada.
—¿Bueno?
—Ese cómodo sofá en el estudio y por supuesto, el invernadero. Dev, entre tú y yo, asegúrate de follártelo en el invernadero… ya los puedo ver a los dos y ¿Dev? ¿Estás ahí? ¡Oh no! ¡No me digas que estoy hablando con Uli!
El modelo sintió calientes las mejillas, pero no pudo evitar emitir una risa franca. Reconocía esa vocecita.
—Hola Harry.
—¡Ulisses!—Casi gritó por el auricular.—Oye, discúlpame, no es que Mr. Bitter me haya contado nada, pero ya sabes, tengo imaginación y no soy tonto, los vi en esa mesa y casi… bueno. Como sea. ¡Oye Uli! Mira que lo digo por tu bien. No es que yo me haya acostado con Dev alguna vez, aunque si quería, pero eso fue hace muuuucho. Si conozco su apartamento es gracias a Santi. Y te digo, ¡no lo dejes escapar en ese estudio! ¿Has visto su mini consola de grabación? ¡Que lugar tan morboso! ¿Te imaginas si lo hacen ahí y tú “accidentalmente” grabas la sesión? Eso te da para montón de noches de inspiración! —Pareció tomar un aire antes de concluir. —No te lo niego, me encantaría tener la grabación del momento porque si cuando canta tiene esa voz… ni me imagino la que tendrá cuando gime…
Ulisses sentía que su rubor crecía a cada palabra que salía de la boca del pelirrojo. Tuvo que caminar hasta la terraza para que Devlin no viera su rostro cuando recordó el gruñido sexual que había escuchado de él la noche anterior. Imaginárselo en una consola le hizo añorar una ducha fría.
—Eh, muchachito, no me des ideas de buena mañana —rió—, dime, ¿qué haces hoy? —intuyó que Dev se lo había pasado para que salieran y no se aburriera allí solo
—No mucho… —Harry se miró las uñas. —Santi me abandona hoy para irse con tu Dev. Así que estoy súper aburrido y con ganas de hacer algo—. Sus ojos se abrieron como platos —¿Salimos? Si quieres te llevo a un pub genial y de paso te cuento que otras ideas tengo para que hagas con Devlin. Si no las recibes en la mañana, ¿las recibirías en la tarde? Te juro que no te decepciono, así (Como Santi ya me dijo que mañana no trabaja), mañana te lo clavas tooodo el día dónde te voy a sugerir. Además me sé un par de chismes jugosos de cosas que él jamás te diría. Sería una linda tarde.
Ulisses volvió a reír y negó con la cabeza sintiéndose avergonzado de las ganas que le dieron de saber todito.
—Bueno Harry, creo que será genial si tú y yo salimos. Me enseñas Londres y de paso me cuentas esas ideas tuyas…
—No te arrepentirás y bueno, ¿voy o vienes?— El pelirrojo ya estaba rebuscando en los cajones que Santiago le había cedido, ¡tenía que haber algo cool para salir con Mr. Adonis! Sus ojos se estrecharon en dirección al guardarropa del representante.
—Ven y así me guías, soy un turista torpe —rió y le sonrió al rubio que ya estaba completamente arreglado y comiendo uno de los hotcakes directamente desde la sartén.
Devlin se le acercó por la espalda y le dio un beso en la nuca.— Dile que yo te llevo mejor, tengo que recoger a Santiago de todas formas—. Luego pegó la boca al teléfono —¡Y nada de ideas raras Harry! O no te lo presto más.
—¡Eres maaalo Dev!— Le gritó el pelirrojo por el teléfono, casi deja sordo al modelo.
Ulisses rió, ya no era necesario decírselo a Harry, ese chiquillo escuchaba todo. Y su energía era contagiosa.
—Voy a ducharme rápido entonces y a ponerme casual —le dejó el teléfono al rubio y entró de nuevo al apartamento, tomando la toalla que descansaba sobre una de las sillas y quitándose sin más el bóxer.
—¿Harry? Escúchame, eres el único al que Ulisses conoce en la ciudad. No le metas ideas raras ni lo atormentes ¿Oíste?
—Dev, sé serio ¿De verdad no lo han hecho?
—¿Y a ti que te importa pequeño Leprechaun?
—¡No seas malo! —Harry se removió en dónde estaba.—Y es importante para mi, porque quiero ganarle la apuesta a Santiago. Él dice que no serías tan tonto para hacer algo así. Pero yo no lo veo como tontería, a mi me parece genial—. Se puso unos pantalones de tubo y se observó frente al espejo. Afuera de la habitación olía a uno de los típicos preparados de Santiago. —¡Debe ser el hombre más hermoso que has visto en siglos Dev! Y no es que a mi me guste, pero no soy ciego. Así que si no lo han hecho, te lo dejo listo para caer en tus brazos y me gano un dinerito.
—¿Santiago dijo eso?
Los ojos de Harry se nublaron de un momento a otro, él no era bocón como todo el mundo quería pensar, sabía exactamente lo que decía y cuando debía. Sus palabras eran una forma de advertirle lo contrario que estaba el español con respecto a lo que fuera que tuvieran esos dos.
—¿Sabes Dev? Lo que Santiago o alguien más piense, no importa, si te gusta, pues hazle. Yo te apoyo. Y a mi me gusta como se veían ustedes dos en ese restaurante. Cuando los vi tomados de la mano casi me salgo de la ropa de la alegría.
—Gracias Harry—. Devlin cerró los ojos un momento. —No sé como te las arreglas siempre para simplificar las cosas y acertar.
—Estoy aquí para ti Mr. B.
—Ok Harry. Gracias. Dile a Santiago que ya voy por él.
Colgó y empezó a comer lo que Ulisses le había dejado en otro plato. Había pensado que podían desayunar juntos para continuar con los mimos de la noche, pero la realidad eventualmente se les venía encima y los separaba.
Dadas sus carreras, estaba seguro que de lograr seguir con Ulisses, la separación sería una constante. Mordió una fresa y bebió el resto de su té. A lo mejor la forma de vida de Harry era la correcta… sólo afrontar el presente.
[1] (Las canciones han sido editadas dadas las circunstancias. “Sunday Morning” es propiedad de Maroon 5. Albúm “Song about Jane” 2002)
La versión de Sunday Morning usada en este cap fue hecha para la fantástica película del 2003 love Actually (donde además trabaja mi amado Alan Rickman jijiji) la recomiendo!
2 comentarios:
Que!!??? eso fue todo????NOOOO cada vez se me hacen mas cortos los capitulos, chicas malas!
Se me olvidan algunas cosas del principio, creo que tendre que releer, copiar en word y hacer un epub para el reader.
Tecnisismos, a veces no se entiende muy bien la interacción de cada personaje, osea a veces me confundo sobre quien se está narrando, lo que siente cada una de las parejas es MUY similar a su par (Ulisses-Dev/Simon-Santiago).
Por una cosa de gustos personales nada mas, no me gustan mucho los diminutivos.
Siento que ya hace bastantes capítulos no se avanza mucho en la historia, o será tal vez mi impaciencia??? capitulo muy cortos??? mmmm no lo se, peros siento que la historia necesita un punch, peor tambien se agradece montones que la historia narre a detalle el enamoramiento de ambos, me carrrgan la historias donde se ven y ya estan enamorados perdidamente a los 5 mins. de conocerse!
Simon y Santiago, no se si quiero que se reconcilien o si Santiago se quede con Harry para siempre que es un divino! que personaje tan fresco!
Besos y abrazos niñas, esperare con ansias el proximo capitulo!!!
Jajajaja cortos? pero imagina que te tuviéramos una hora atada a la historia, jijiji.
Oh bueno, imagino que cuando la historia termine, estará descargable en pdf y epub (que es el mismo tipo de archivos que mi amado ereader acepta mejor, que ereader tienes??
Tecinicismos? ok, estuve buscando y no vi ninguno, así que una retroalimentación por ese lado sería genial (recuerda que de todas maneras metemos muchísimos elementos de cultura pop de las cuatro últimas décadas, no las explicamos porque a veces son obvias para nosotras, en mi caso yo crecí con muchas de ellas, y porque explicarlas sería más complicado que ir a la Wiki)
A Amy y a mi no nos matan los diminutivos, pero hay que aceptar que los decimos a diario, (no en exceso claro), pero en la vida cotidiana los diminutivos los usas con gente o en situaciones de confianza, así que aquí los aplicamos con esa intención.
Mhh sobre el avance de la historia jijiji... bueno, la vida Uli/Dev no es ni será un campo de rosas, así que a veces ahondamos en su cotidianidad para, primero sustentar las futuras situaciones, y dos, para que tengan una idea exacta en cuanto a personalidades y actitudes, supongo que esa profundización le resta un poco de dinamismo a la historia pero a cambio nos deja personajes perfectamente estructurados (y no lo podemos negar, nos encanta tratar todos los "issues" de la vida de pareja de ese pas XP)
Ohhh Santi y Sy!! puedes creer que no sé a estas alturas si lo que les hicimos es lo correcto? pero ellos mandan, nosotras somos sólo un puente para darles voz jajaja.
Esperamos que te guste el cap 12!!!!
un abrazo!
Publicar un comentario