17 de agosto de 2011

Dream capítulo XV

OOOOOHHHHHHHHH!!
ya vamos en el 15!!!

Tengo que pedirles una inmensa excusa por no haber respondido comments, de mañana no pasa. Ustedes saben que aprecio todos y cada uno de los comments que dejan en cualquiera de las entradas de esta historia.

Por ahora, subimos capítulo y me voy a dormir que ya no sé donde estoy XP Tengo que aprovechar la felicidad de que actualizaran TeaHouse y StarFighter jijiji.

Les debo los agradecimientossssssssss!!!!

Lo siento ToT

En este cap tenemos música de nuevo (Dev es un romanticón XD) y... nuevos personajes en la vida de Brandon.

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Autoras: Amy Tomoe y CB
Clasificación: NC-17
Aclaraciones: Esta es una historia original, por tanto sus autoras tienen todos los derechos reservados sobre sus personajes. Sin embargo, existen aportes de cultura Pop que pertenecen a sus dueños.
Los lugares representados en la historia existen.
Advertencia: (I)Aunque existen alusiones a prácticas peligrosas, y las mismas existen, no se recomienda copiarlas o efectuarlas, simplemente se muestran aquí como material informativo.
(II)Las organizaciones mencionadas si existen, y los abusos contra los animales mencionados, también ocurren, y SON un delito.
Gracias por sus comentarios!!
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—Te lo digo como amiga Brandon —Nora estaba sentada en la banca de madera, con una pierna cruzada sobre la otra—, vuélvete hetero, tendrías más éxito.

El escritor entrecerró los ojos mientras le quitaba una ramitas secas del pelaje al pequeño Rudy. Sin embargo Nora tenía razón: varias féminas le observaban con atención ante el tierno cuadro de un hombre maduro y sensual atendiendo a un lindo perrito.

—Sí, búrlate —Rudy ladró cuando al fin lo dejó en paz, acomodándose en su regazo —, realmente me he acostumbrado ¿sabes?

—¿A qué?

—La soledad —Brandon comenzó a revisar las pequeñas patitas en busca de cualquier alimaña que amenazara a su cachorro

—Cielos, temía tanto escuchar esas palabras saliendo de tu boca —la mujer buscó sus ojos—, no lo dirás en serio.

—Lo digo en serio —le sonrió—, no es algo malo Nora. Tengo una buena vida, vivo de hacer algo que me apasiona y tengo un amigo que siempre me escucha aunque pueda resultar tremendamente aburrido —acarició a Rudy—, el amor puede estar en todo y en muchas formas.

—¿Tanto te dañó ese niñato desvergonzado? ¡Es que me dan ganas de agarrarlo del pelo y!

—Sí, ya sé que lo quieres matar. Pero así es la vida… a veces se gana, otras se pierde.

—Oye Brandon, pero ¿acaso no estabas emocionado por ese otro chico?

—¿Harry?

—El mismo

—Supongo —suspiró—, no lo sé. De todas formas no creo que vuelva a llamarme.

—¿Por qué estás tan seguro de eso?

—Simplemente lo sé —se encogió de hombros—, mejor cambiemos el tema Nora, antes de que me salgas con que has conseguido a otro chico para que lo conozca y salgamos.

—Pues… sí. Es un tipo encantador, tiene un restaurante y le gustan los libros.

—Nora…

—¿Qué?, ¡anda Brandon, no te puedes quedar solo toda la vida!

—No estoy de humor para salir ni conocer a ninguno de tus afamados prospectos —se levantó de la banca y colocó a Rudy con cuidado para comenzar a caminar—, lo agradezco en serio. Ya nos veremos luego.

Nora se cruzó de brazos y bufó. No iba a ser insistente, pero realmente le preocupaba esa mirada en Brandon. La soledad nunca podría ser buena… ¿o sí?

Mientras, el escritor cruzó la avenida hasta llegar a su panadería favorita. Compró unos bizcochos y pan recién salido del horno. Ya se imaginaba en casa, preparando unos snacks con su vino favorito. ¿Qué pasaban esa noche? ¡Ah claro!, ¡la serie esa de misterios sin resolver!

Pagó por todo y cuando iba a salir, su móvil vibró dentro de su chaqueta. Era raro, seguro otro mensaje promocional. Aun así, su curiosidad lo venció unas cuadras adelante y sus ojos se abrieron como platos al ver quién era el emisor.

—¡Guau!

—Shhh, ya voy —el perrito había comenzado a halar al ver a su amo quedarse cual poste a mitad de la calle

¿Sería eso el destino? Oh, qué cruel podía ser a veces. Él defendiendo sus convicciones de solitario empedernido y de repente le entraba el mensaje de aquel precioso joven de cabellos como el fuego.

—Bueno… no estamos en labor de desperdiciar una buena cena, ¿verdad Rudy?

El perrito ladeó la cabeza sin entender, dando otro ladrido cuando comenzaron a caminar.

“Qué grata sorpresa joven Poole. Me ha iluminado el día. ¿Nos vemos en el mismo sitio? Ya de allí vemos si nuestros pasos nos guían a otro lugar para degustar las delicias londinenses.”

---

Realmente en la memoria de Devlin Ford no existía una mañana como aquella. Había despertado con medio cuerpo helado y medio cuerpo caliente, lo que se traducía en que su trasero estaba congelado mientras su pecho y estómago eran arrullados por la piel de Ulisses que estaba entre él y el respaldo del sofá.

—Te quiero… —le decía esa voz con acento desde sus recuerdos. Devlin no le daría espacio a sus dudas, no ahora. Después tendría tiempo de sobra cuando el moreno se fuera y las cosas se volvieran inciertas. Aunque aún estaba convencido de que cuanto antes mejor. Le encantaba tenerlo ahí, pero no quería encariñarse más.

Dejó todo de lado para levantarse, Ulisses tenía una sesión esa mañana y no quería que llegara tarde. Quitó la liviana cobija y se quedó mirando el pubis del modelo. Realmente era morbo lo que le producía, totalmente lampiño lo hacía ver mucho más joven, como un quinceañero, y eso hacía que la sangre se le subiera a la cabeza.

Claro, hasta que observabas su cara hermosamente barbada y pisabas la realidad. Bajó despacio y le dio un beso a esa falange dormida, estaba hermosamente encogida y resguardada entre la piel que protegía lo más sensible, sus labios dieron otro beso, esta vez en la punta y luego aprovechó para halar con los dientes la capsula de piel que se enroscaba y se estiraba conforme él la manipulaba.

Le parecía totalmente irresistible.

Ulisses estaba profundamente dormido. En su paraíso de sueños, recordaba haber pasado una de las noches más intensas y placenteras de toda su vida. Aún sentía en la piel las corrientes eléctricas y las chispas mágicas que parecían danzar alrededor de tan importante encuentro. Sonrió aún dormido, su sexo parecía seguir sensible y deseoso de continuar con la fiesta, porque comenzaba a enviarle señales claras de estar irguiéndose. ¿Qué era esa sensación húmeda y exquisita? Sus músculos fluctuaron bajo la piel y se acarició el pecho y las caderas, lanzando un suspiro de desnuda satisfacción.

Poco a poco la conciencia fue volviendo y entreabrió los ojos. Una deidad rubia lo atendía con esmero y supo que aquella manera de despertarse pintaba a ser una de sus favoritas. Su mano fue hacia los claros cabellos, acariciándolos para luego descender por su cara y alzarla para encontrarse con los dorados ojos.

—Hola —su voz estaba ronca. Se movió un poco y una punzada de dolor fue enviada desde su recto. Cerró un ojo y siseó.

—Buenos días bello durmiente ¿Acaso hay algo que te duela? —Devlin lo miró con los ojos brillando de satisfacción masculina —¿puede ser acaso culpa de mis dientes? —Haló la pequeña punta del prepucio para afirmar su pregunta.

—Mmmmh no —se mordió el labio—, no es eso… —se sonrojó al sentir cómo su trasero parecía aún punzar

Los dedos largos y estilizados del músico tocaron uno de los tostados pezones de Ulisses— ¿Podría ser que me excedí un poquito con este par? —Lamió uno de ellos y luego trazó un camino con la punta de su lengua hasta el otro.

—No —Ulisses sonrió y le acarició los cabellos—, estoy bien seguro de que ellos no son el problema…

El rubio se arrastró por su cuerpo y le dio un beso en los labios hinchados. —No me digas entonces que fue aquí porque no quiero dejarlos en paz… —Le dio otro beso y luego un mordisco en el maxilar, se sentía exultante y no quería ni pensar en que tuviera que levantarse de ese cómodo sofá. Rara vez Devlin se sentía tan contento, y en ese estado de ánimo siempre le daba por cantar…





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You only stay with me in the morning

You only hold me when I sleep

I was meant to tread the water

But now I've gotten in too deep

Soltó una carcajadita mientras su nariz repasaba mimoso la barbilla.

For every piece of me that wants you

Another piece backs away

Su lengua se perdió en el atrayente caracol de esa oreja dorada, los sonidos de alegría que salían de su garganta y se mezclaban con la música podrían confundirse con los de un adolescente en su primera experiencia satisfactoria: un poco avergonzado, pero claramente eufórico.

You give me something

That makes me scared alright

This could be nothing

But I'm willing to give it a try[1]

Ulisses sintió cómo ese músculo que vivía dentro de su pecho se movió más aprisa y le mandó un torrente que hormigueó por cada parte de su cuerpo. La voz de Devlin tenía que ser lo más hermoso que había escuchado en la Tierra. Quizá sólo los ángeles… quizá. Pero en ese momento, el rubio tenía el primer lugar, indiscutiblemente. Era la primera vez que alguien lo conmovía así, a pesar de que todo gritaba para ser increíblemente difícil y tenso, allí estaban, lanzándose al vacío sin red de seguridad. Sus ojos se pusieron brillosos, nunca nadie lo había hecho sentir ese deseo de poder renunciar a todo tan sólo por un beso, una caricia. Creyó que nunca lo encontraría, y allí tenía a Dev, tratándolo con esa dulzura, cantándole…

—Ahhh, vas a malacostumbrarme —lo abrazó para esconder su rostro emocionado. No quería que lo viera así, tan vulnerable.

Devlin lo abrazó con ternura. Desde el fondo de su corazón hubiera querido mimarlo hasta que se hartara de él, pero no había tiempo, no había espacio ni lugar. Sabía que esos días eran de robarle un trozo de felicidad a la vida, con Ulisses…

Tal vez en otra vida se reencontraran y pudieran comenzar desde el principio, sin malos entendidos ni medio planeta de distancia. Sin el temor que anidaba en el rubio, sin sus manías y las montañas de defectos que tenía. Le besó la espalda suspirando, dejándolo en su momento de debilidad.

Su dedo bajó y tocó el área que sabía estaba maltratada, a lo mejor también había sangrado dada la manera en que había arremetido contra él en el último momento, y sólo con su saliva y un poco de miel para lubricar… bueno, sólo la saliva, la miel no servía para esos menesteres a menos que ya la zona estuviera húmeda.

—¿Quieres que te ayude con esto? Prometo que no habrá malas intenciones.

El chico asintió y apretó sus dedos cuando sintió el roce. Supo que iba a costar hasta caminar.

—Confío en ti —se irguió un poco quedando frente a su rostro, aun abrazándolo—, ¿siempre duele así?

Devlin se levantó y se encogió de hombros —No lo sé, hay hombres a los que ni siquiera les molesta, hay otros que incluso sangran… —Salió un momento a su baño y buscó un frasco de crema, una que se aplicaba después de afeitarse.

—También claro, es mi culpa. Debí ser más paciente, más cuidadoso… —Quitó la manta y observó las piernas abiertas ante él. Con una sonrisa tomó algo de crema y la aplicó en el pequeño lugar que apenas estaba enrojecido. Sólo era una zanjita mínima de un color un poco rosado intenso. Adorable.

—Mmmmh no, así como pasó fue genial —Ulisses se abrió más y se dejó hacer—, era yo el que quería más…

—Calla —Le dio un beso en la mejilla como tanto le gustaba hacer —… o volveré a devorarte.

Los ojos de Ulisses refulgieron cual lobo y sonrió de medio lado.

—No me molestaría eso —movió una de sus piernas, dejando más expuesto su desnudo cuerpo. Su miembro ya comenzaba a ponerse firme.

Devlin lo tomó de los hombros levantándolo y lo besó otra vez, asegurándose de hacerlo a fondo. Explorando esa boca perniciosa que lo tentaba. Ulisses no sabía lo que quería, si lo supiera no le pediría una nueva ronda, como para que definitivamente no pudiera caminar.

—¿No tienes trabajo hoy? Mejor asegúrate de cuidar ese agujerito por mí y en la noche le daré todo lo que quiera… cuando ya se sienta mejor y haya respirado un ratito.

—Mmmm… lo sé, lo sé —el joven se aferró a los brazos de Devlin al sentir que le flaqueaban un poco las piernas. Le observó sorprendido y luego rió. —Creo que sí, tiene que sentirse mejor o hará que su dueño no pueda caminar o enderezarse decentemente

Tanteó pararse derecho y lo consiguió al fin, intentando dar un paso. Realmente iba a costar llegar al baño.

—Pequeña reina del drama —Le sonrió Devlin mientras le daba un nuevo beso y lo palmeaba en dirección al baño más cercano mientras él se disponía a hacer algo de desayuno. Confiaba en que fueran a recogerlo y así él se pondría a asear el desastre del día anterior, y de paso se aseguraría de que el dichoso frasquito de miel no había dañado nada delicado —¿Cómo que su dueño? ¿Y dónde quedo yo? —Se devolvió al baño sólo para fastidiarlo. —Aunque si se queja mucho se queda bajo tu custodia — le guiñó un ojo y se fue a lo suyo.

—¡Tú eres el dueño! —Ulisses abrió la ducha y siseó al lavarse allí. —¡Y necesitaré más cremita luegooooo!

---

Ulisses iba caminando por aquel pasillo con su típica cara: “soy el modelo del momento”, sonriendo a quienes pasaban a su lado y manteniendo su postura de galán. Pero si se pudiera ver al “Ulisses interno”, verían a un joven recién desvirgado y con una molesta hinchazón.

Al final, Devlin se había encargado de atenderlo aquella mañana, colocándole más crema y varios besos regados. Casi le habían dado ganas de quedarse en cama con el cantante, pero trabajo era trabajo. Y su jefe seguía siendo Devlin. Era hora de separar lo personal de lo profesional. Y él no quedaba mal en un trabajo si este ameritaba su esfuerzo.

Así que luego de algunas otras palabras dulces, aquella mañana el rubio había terminado llevándolo al lugar donde harían la sesión. Simon ya había llamado con su chillido de angustia por no saber el paradero del brasileño y Santiago al parecer ya andaba averiguando la ubicación de Devlin.

«Somos los más buscados»

Salió de sus pensamientos cuando el sonido del elevador anunció la llegada al destino y el rubio junto a él carraspeó para llamar su atención.

—¿Llegamos ya? —atinó a decir sonriéndole mientras acomodaba sus gafas oscuras

Devlin le sonrió con lo que él pensaba era dulzura, aún dentro del ascensor, le dio un suave beso y le palmeó el trasero muy cerca de la hendidura de las nalgas—No dejes que este tipo rebelde te gane. Estaré haciéndote barra—. Le apartó el cabello del rostro y le dio otro besito —Deslúmbranos a todos allá adentro.

Lo tomó de la mano y tras un leve golpe abrió la puerta de la oficina que había sido ambientada como estudio.

Ulisses no tuvo tiempo ni siquiera de sonrojarse. Eso sí, apretó la mano de Devlin con fuerza afirmando lo que el rubio había dicho: iba a deslumbrarlos.

—Al fin apareciste —Simon se acercó y alzó una ceja al ver esas manitas juntas— buen día señor Ford —no pudo evitar una inspección de pies a cabeza.

—Buen día Simon—. Devlin representó su papel de quien no sabía nada de lo que se traía ese hombre. Incluso lograba ocultar el desprecio que le producía, y las memorias de Santiago sufriendo. Algo que no tuvo presente el día que se reencontraron en el set de Derbyshire. —Traje a Ulisses, parece ser que su chofer no se enteró del cambio de domicilio—. Sus ojos trataban de no fijarse en las horrendas ojeras del hombre.

—Ah, qué amable señor Ford —sus ojos se mantuvieron fijos en las manos entrelazadas—, me ha ahorrado tener que activarle un GPS a mi muchacho.

Ulisses entrecerró los ojos, notando el escrutinio de Simon. Apretó otro poquito la mano de Dev y le sonrió, soltándolo lentamente. Era mejor no dejar demasiado al descubierto frente al tiburón Gray.

—Lo importante es que ya estoy aquí Simon. ¿Ha llegado ya el fotógrafo?

—Está por allá acomodando los espacios —haló al moreno de un brazo y tras sonreírle falsamente a Devlin comenzó a caminar—¿qué se supone que es esto Ulisses?

—¿Qué cosa? —el joven se soltó y llegó hasta el fotógrafo, estrechando su mano. Simon se cruzó de brazos y bufó al ver que el jovencito no soltaba información. Sin embargo, cuando le pidieron sentarse en ese banquito de madera para las pruebas de luz, la ligera expresión de molestia que surcó el rostro de Ulisses encendió su alarma. Sus dedos se crisparon y su ceja se levantó tan alta que hasta las ojeras parecieron cambiar de puesto.

«¡Tremendo pillo hijo de…!»

Rápidamente su rostro giró y su mirada se fijó en un rubio notablemente radiante y con una sonrisa de satisfacción como quien ha tenido el mejor sexo en meses.

«¿Te has follado a mi muchacho?»

Miró hacia el agente porque parecía que sus ojos le querían perforar la sien, en efecto Simon lo miraba muy fijamente, así que le respondió enarcando su ceja izquierda. Parecía transmitirle un montón de mensajes y reclamos al mismo tiempo. Pero Devlin y Ulisses ya estaban grandecitos como para justificar sus actos. Se cruzó de brazos y se recargó contra la pared ignorándolo. Era muchísimo más placentero ver al modelo en medio de pruebas, con ese cuerpo sexy ondulando con naturalidad mientras le impartían instrucciones y le contaban la historia de la sesión.

A esa altura conocía muy bien las expresiones del moreno, así que cuando vio la boca torcerse un poquito con algo de fastidio, supo a qué se debía. No pudo evitar que el orgullo masculino lo invadiera al tiempo que se preguntaba si ese lugar estaría listo en la noche.

Ya quería volver a atacarlo.

---

Brandon había buscado su mejor camisa, decidiéndose por una negra de seda. Unos jeans azul claro, la gabardina negra y una bufanda a juego remataban el conjunto. Volvió a sacar su móvil y repasó letra a letra el mensaje de Harry. Había llegado casi instantáneo, preguntando por la hora para encontrarse. Quizá se veía como un tonto emocionado, pero estaba contento. Ese chico le gustaba mucho y una tarde en su compañía pintaba para ser bastante agradable.

Acomodó su bufanda ante la ligera ráfaga de viento que la movió y se apoyó en la pared esperando.

El tráfico no solía ir veloz por esa calle en particular teniendo en cuenta el parque, pero ese día parecía que Londres conspiraba contra él, primero el metro, luego la gente en él que no lo dejó bajarse en la estación correcta y ahora el tráfico.

Estaba imperdonablemente retrasado.

Y lo que era aún peor, se sentía semi sudoroso y con las mejillas ardiendo, y todo el mundo sabía que a un pelirrojo no le sentaban bien los colores en la cara.

Él queriendo dar su mejor impresión y el destino saboteándolo, él con las mejores galas de Santiago y ahora con la ropa pegada y húmeda en lugares incómodos.

No se comenzaba así cuando se quería conquistar a un amable caballero a fin de convencerlo de retozar entre tus muslos al final de la tarde.

Al fin llegó al sitio de encuentro y lo divisó desde la esquina. Casi no tenía aliento y su cabello debía ser un desastre. Pensó en llamarlo para cancelar, pero al final descartó la idea.

Hacer algo así, inexplicablemente lo disgustó.

Brandon sintió de inmediato la presencia. Venía visiblemente cansado, húmedo en sudor y sonrojado. Sí, el destino era un perro cruel dándole semejante visión del paraíso, imaginando lo hermoso que debería de verse cuando…

—Joven Poole —sonrió saliéndole al encuentro y mandando sus pecaminosos pensamientos a un lado—, por un momento creí que no me iba a deleitar con su presencia.

Harry le sonrió con todos sus dientes mientras trataba de hacer a un lado su incomodidad, sólo esperaba que el golpe en su mejilla siguiera oculto bajo la delgada capa de maquillaje.

Brandon sintió cómo su pecho reverberaba de la emoción. Por dentro se repetía que tenía que calmarse y no mostrarse cual colegial en su primera cita con una novia.

—¿Quiere que nos quedemos aquí o prefiere ir a otro sitio? —sus manos se mantenían dentro de los bolsillos de su gabardina. Aún no tenían suficiente confianza para un toque más personal.

Harry lo observó un segundo, un hombre en extremo amable, pero a él le gustaba más como se había expresado por teléfono, más cálido y más humano. Él estaba acostumbrado al contacto, así que le mosqueó un poquito que no le dieran un beso de saludo, aunque fuera en la mejilla.

Miró el anunció Gay Hussan que le traía recuerdos mezclados, la tarde en el establecimiento le había hecho testigo del romance entre Ulisses y Devlin y además le había traído un admirador, el hombre que tenía en frente, sin embargo, luego de dejar a Brandon, su infierno personal se había desatado con Jon. Era un ambiente distinguido, justo como su acompañante, su débil autoconfianza tambaleó, incluso con la costosa ropa de Santiago (que le quedaba algo grande) no se sentía como siempre.

—Conozco un lindo sitio en Regent´s Park. Estoy seguro de que a usted le encantaría.

Brandon sonrió y se animó a acercarse. Alzó su brazo y lo ofreció, no sin reprimir un leve sonrojo en sus mejillas. Hacía mucho tiempo que no cortejaba a nadie.

—Mientras usted sea mi compañía Harry, estaré complacido.

Harry le devolvió la sonrisa y tomó su brazo, si hubiese ocurrido seis meses antes hubiera caído redondito a los pies de ese hombre… antes de que Jon se dedicara a minarlo mentalmente poco a poco.

—Haré mi mejor esfuerzo, señor.

El moreno rió y lo atrajo un poco, notando lo menudo que era. Realmente ese pelirrojo era una cosita exquisita.

—Harry…. ¿puedo tutearte? —comenzaba a calarle lo serio que se oía “señor” —, puedes hacer lo mismo conmigo. Sin tantos… formalismos —el rubor volvió a trazar su caminito delator en las mejillas del escritor.

El pelirrojo se dejó acercar, le gustaba como olía ese hombre, le gustaba como se comportaba a pesar de que por encima se veía que era sofisticado y de mundo, el porqué se había fijado en él era un misterio… a menos que fuera uno de esos fetichistas…

Pero no parecía serlo. Harry sabía detectar a un enfermo mental desde la distancia, aunque no siempre era demasiado rápido para huir.

—Me gusta… Brandon.

---

—Eso es Ulisses… baja un poco la cara… eso, justo así.

El joven siguió cada indicación, acentuando la fiera mirada y relajándola cuando era necesario. Lo cierto es que entre cambios de vestuario, prueba de luces y demás, su cuerpo ya comenzaba a pasarle factura.

Agradeció cuando al fotógrafo se le ocurrió poner musiquita ambiental de esas con arreglos musicales bastante sensuales. Seguro lo había notado un poco tenso y aquello lo había ayudado a relajarse.

—Creo que eso es todo con ese vestuario —anunció el hombre de mediana edad—, ve a cambiarte y hacemos la siguiente tanda.

—Enseguida —masajeó su hombro y desde lejos le hizo la señal de la victoria a Dev. Estaba seguro que esas fotografías iban a quedar bien y saberse de utilidad para el rubio en cuestión de portadas de disco, le llenaba de satisfacción.

Simon espabiló cuando vio a Ulisses caminar hacia el pequeño cuartito de vestuario, aligerando su paso para interceptarlo y cuestionarlo al fin. Llegó y echó de allí con la mirada a la mujer que le pasaba la ropa.

—Lo haré yo —le quitó los trapos y se quedó parado esperando a que el moreno se quitara la ropa que llevaba.

—¿Y bien?, ¿vas a seguir con ese voto de silencio?

—No tengo mucho qué decir —Ulisses se desnudó y dejó la ropa a un lado, esperando por el siguiente atuendo. Simon se acercó y le pasó los pantalones.

—Podrías comenzar por relatarme qué tan adolorido está tu trasero después de tu primera vez.

El moreno detuvo sus movimientos por un segundo. Luego suspiró y alzó el brazo para solicitar la camisa.

—¿Cómo detectas esas cosas?

—Ay por Dios, no hace falta ser un genio Ulisses —le lanzó la camisa—, basta ver tu rostro de molestia cuando te sientas y el iluminado rostro de Ford.

—Pues entonces, si ya lo dedujiste, no tengo nada que contar.

—¿Por qué con Devlin sí? —se acercó más, cruzado de brazos—, ¿acaso no muchos hombres ofrecieron astronómicas sumas por una probada de tu trasero y tú los rechazaste enérgicamente alegando que no eran tus gustos?

—Pues claro, yo no me vendo —se acomodó la ropa—, no soy una prostituta a disposición de un magnate

—Devlin es un hombre y sé bien que es el primero en tu larga lista de romances.

—Amoríos sin sentido —se arregló los cabellos y miró fijamente a su manager—, con él es distinto. Él representa todo eso que busqué y que nunca había encontrado.

—Pero… apenas le conoces —ladeó la cadera viéndolo de pies a cabeza—, ¿le has dado tu trasero a un hombre que apenas conoces?

—No lo entenderías —quiso comenzar a caminar, pero Simon lo detuvo de un brazo.

—No, posiblemente nunca lo entienda, es un cambio demasiado drástico en ti. ¿Sabes todo lo que conlleva involucrarse a ese nivel?

—Deja de portarte como un padre celoso —se zafó y salió de allí, no sin antes detenerse en la puerta y verle de reojo—, alégrate por mí, procura dormir sin ayuda de esos fármacos y deja al tiburón más tiempo en la maleta.

Simon entrecerró los ojos y le observó marchar, no sin antes dar un suspiro.

—Pues claro que me porto como padre celoso, he estado contigo desde tus inicios en esto…

El celular de Devlin vibró en mitad de la segunda parte de la sesión, caminando en puntas de pies se encaminó hacia uno de los pequeños baños para poder contestar con tranquilidad. Pero lo que le esperaba era un mensaje escueto de parte de Santiago: ¡Buenas Noticias! Nos alquilan una pista privada mañana a las 15 h. Eric avisado. Te recogen a las 13:30 h.

La noticia le cayó como un balde de agua helada y apretó el aparato entre sus dedos. Era lo que esperaba y al mismo tiempo temía. El día anterior estaba dispuesto a que todo acabara, pero ahora no quería separarse de Ulisses. No tan pronto.

Salió del cuartito y lo vio a lo lejos con el maquillaje conceptual y el torso descubierto, miraba hacia abajo como tanto deseaba Devlin para su portada. Las plumas sintéticas caían por todos lados alrededor de su figura y el ventilador estaba a máxima potencia.

No quería aceptarlo pero iba a extrañarlo… la vida es extraña, puede cambiarte 180 grados en una semana sin que tú lo busques siquiera.

El corazón empezó a movérsele como si fuera a tener una taquicardia, su típica respuesta ante la ansiedad extrema y sintió que se ahogaba en el estudio caliente por las luces de los reflectores y los equipos.

Mientras, salía en silencio, se cogía el pecho y trataba de respirar. No quería ni pensar en las consecuencias de la química de su cuerpo, porque ciertamente era ridículo que alguien a quien no conocías un mes atrás tuviera ese poder sobre las emociones.

Tenía pánico de pensar en que debía poner la cara y terminar con todo ese espejismo, ¿cómo hacerlo? ¿Dónde? ¿Cuándo?

Lo mejor sería saber para cuando estaba programada la salida del país de Ulisses. Así podría crear una estrategia que causara el menor drama posible, con los mínimos daños. Tenía que pensar. Tenía que dejar ir al muchacho porque era obvio que el destino sólo los había juntado por azar. Ulisses volvería a la cima con su trabajo para ese diseñador, y él volvería a su trabajo y a su gira. Ambos estarían tan ocupados en diferentes lugares del planeta que seguir juntos sería como provocar una agonía.

«¡Céntrate Dev! A pesar de que te haya dicho que te quiere, eso no significa que sean más que buenos compañeros de cama. Ni siquiera has pensado en cómo podrías denominar a su relación. Ni él tampoco. Realmente ninguno ha sido verdaderamente serio sobre esto. Debes tenerlo en mente».

Abrió la puerta de la oficina con los pulmones llenos de aire de nuevo y se dirigió hacia Simon para mostrarle el teléfono. Su mirada estaba cargada de significado. Si ya tenía la información o no, no le importaba, quería saber cuando se marchaba Ulisses.

El agente le observó de reojo y luego leyó el mensaje. Alzó una ceja y medio sonrió.

—Sin duda son excelentes noticias. Ulisses debe marcharse la próxima semana, a más tardar el lunes a primera hora —ladeó un poco la cabeza mientras se cruzaba de brazos. —Usted sabe señor Ford… mi muchacho es muy cotizado —observó a Ulisses—, es que es hermoso, ¿no cree?

«La próxima semana… será prolongar la agonía. Se nota que algo le hice al de arriba que no me quiere, ¿cómo voy a hacer todos estos días teniendo a Ulisses en mi casa, en mi cama…?»

Devlin levantó su ceja izquierda de nuevo, y le indicó que bajara la voz. Hombre despreciable, no sabía que le había visto Santiago, por eso mismo intentaba tenerlo a millas de su persona. Con otro gesto pasó por alto el comentario, tenía que comprobarlo, le susurró: —¿Cuándo debe viajar entonces Ulisses ¿La próxima semana?

—Si tiene suerte sí —susurró también—, aunque ya claman por él. ¿Representaría mucho problema para usted si me lo llevo antes?

Devlin se encogió de hombros tratando de aparentar naturalidad —No si ya hemos terminado todo el trabajo, además, los compromisos laborales son primero ¿no es cierto? Estoy seguro de que Ulisses piensa igual.

Simon miró de reojo al modelo mientras le indicaban una nueva posición para las fotos.

—Entonces… supongo que es usted de la opinión que una vez que mi chico ya satisfizo sus deseos, es hora de que se vaya… ¿no? —apretó las manos para disimular su enfado. No quería pensar que Ulisses hubiera sido utilizado de esa manera.

Devlin abrió sus ojos todo lo que podía por sobre su vaso de té helado del Buffet ¿Ese maldito demonio no estaba queriendo decir lo que estaba diciendo verdad? Porque si era así, se quejaría a la agencia por su poco profesionalismo. Un venido a más como Simon Gray no se iba a meter en sus asuntos, Dios y La Reina serían testigo de que…

Bien, lo mejor era calmarse. No caería en su juego.

—Supongo que no hay que revisar el contrato, si todo el trabajo ya está hecho y Ulisses tiene algo mejor que hacer, pues no hay motivo para retenerlo. Ahora, necesito una fecha.

—Miércoles de madrugada —sus manos seguían tensas—, desaparecerá pronto y así todos contentos, ¿no? —le vio una última vez y se alejó cuando declararon un receso. Necesitaba coordinar de inmediato para conseguir un vuelo y alejar a su muchacho de ese demonio musical.

Fin del capítulo XV

[1] Las canciones han sido editadas dadas las circunstancias. “You Give Me Something” es propiedad de James Morrison. Albúm “Undiscovered” 2006

Mañana respondo comentarios, seguro y agradecimientos dobles para la próxima semana!!

2 comentarios:

Prim dijo...

que pasoooo ????

Freya Karstein dijo...

Si es por la actualización... uh, estoy en pleno ajuste con mi vida, así que no tengo tanto tiempo como antes, pero ya que este miércoles 7 se define el horario de actualización... volveremos!!
Gracias por leernos Prim!
Un abrazo!

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