Clasificación: NC-17

(II)Las organizaciones mencionadas si existen, y los abusos contra los animales mencionados, también ocurren, y SON un delito.
Gracias por sus comentarios!!
—¿Harry? —Santiago tenía un discurso preparado por haber desaparecido toda la noche sin noticias. Lo buscó en la habitación, en el baño, en el estudio e incluso en la azotea. Nada, el pequeño leprechaun no estaba por ningún lado.
Dejó la bolsa sobre el mesón mientras se sentaba a observarla mientras el tema de Harry desplazaba un poco al desesperante asunto de Simon.
¿Dónde estaría?
Trató de acordarse como era Brandon Hardy cuando era su alumno, estaba recién llegado a Londres, y aún creía que su destino era estudiar letras y ser editor… las vueltas que daba la vida, si ahora era dueño se su propio negocio y representaba a Devlin Ford y a otros más (trabajos menores), era gracias a los consejos de Brandon.
Al final se levantó y metió la bolsa entera entre el microondas dispuesto a ingerir el contenido no muy fresco. No arrojaría comida perfectamente comestible a la basura, por un lado no era ético, y por el otro lado, Devlin lo colgaría, y con razón. Había tanta gente en el mundo muriendo de hambre que votar algo porque no se había ingerido en 7 horas, era una tontería.
Sonrió pensando en como las convicciones de su mejor amigo y cliente habían calado tan profundamente en él. Devlin ahorraba hasta la última gota de agua sabiendo que no quedaba mucha en el mundo, que los animales morían en hectáreas enteras al lado de un lecho seco. Tampoco desperdiciaba comida, si no la ingería, siempre había a quien donarla siempre que estuviera en perfecto estado.
Devlin tenía todo el dinero del mundo pero no se quedaba con muy poco. Por un lado, sostenía
Era claro que no todo el dinero salía de los bolsillos de Devlin, para eso era una súper estrella con gran poder de convocatoria, y si bien en los últimos meses estaba un tanto alejado de la escena de la farándula, lo cierto es que cuando no estaba componiendo trabajaba activamente en fiestas, subastas, cócteles y reuniones para recaudar fondos. Si algún artista lo necesitaba, él corría a ver qué se podía hacer y generalmente, si podía cargaba con la mayoría de los gastos.
Estaba además el trabajo de concientización de su público. Devlin Ford tenía en cada concierto un pequeño discurso de sensibilización para decir. De alguna manera tenía que entrarle a la gente en la cabeza que el planeta no era una máquina de producción, que el peor negocio era la venta de recursos naturales y la aniquilación de cualquier especie.
No vivía con austeridad, ninguno de los dos lo hacía, pero uno se sentía mejor al final del día cuando se sabía que había hecho algo por el planeta así fuera muy pequeño. Claro, Santiago aún prefería comer carne, a sabiendas de que era una salvajada devorar un cadáver, pero había prometido solemnemente abandonarla a los 40 y a cambio sembrar un bosque entero de robles en un lugar desierto de su tierra natal. Bueno, sembrar y mantener.
Le gustaba pensar en Dev porque era como una especie de ejemplo de cómo el hombre se inserta en su sociedad sin ser una carga más, lo que no le gustaba de pensar en ello era el modelito en cuestión. Lo que le traía a la mente a Simon.
¿Acaso todo tenía que girar alrededor de Ulisses Mateus? Mordió su hamburguesa (que no estaba tan mal después de todo), mientras pensaba en el asunto. Mateus estaba muy bueno, tan bueno que debería donar su semen para la produccióm de generaciones futuras. El asunto, lo que uno no se explicaba dadas las circunstancias, era como un tipo abiertamente heterosexual, con varias conquistas por el camino (según Simon y según algunos blogs de Internet), de un día para otro resultaba enamorado de otro hombre.
O bueno, si a eso se le podía llamar amor, que la desaparición de Devlin por días enteros y que incluso lo llevara a su sesión de fotografías, indicaba a las claras que la relación carnal se desarrollaba en un ambiente bastante primaveral, por no decir que conejil. Tal vez si Dev se creía el cuento del enamoramiento, y seguro lo hacía, estuviera confundiendo el deseo con el amor. Después de todo a uno no se le presenta todos los días semejante adonis listo para ser desvirgado.
Fuera como fuera, Simon y él habían llegado a la conclusión de que ahí no había más que feromonas del tipo peligroso y además en un momento muy delicado para los dos, uno estaba en la cima y el otro quería el ascenso en su mundo.
Para Santiago el amor que profesaba Ulisses también estaba alimentado por cierto sentimiento de gratitud hacia Devlin, quien lo había contratado en un momento en que estuvo a punto de caer a un abismo sin fondo.
Otro mamífero más con el rótulo “Saved by Devlin Ford”.
Mientras lo pensaba, ya estaba en la ducha tratando de relajar sus músculos con un masaje y agua caliente. Había sido una noche para recordar. Estaba tan cargado de emociones que si fuera de los que podía permitírselo, se derrumbaría exhausto.
Ese Simon era dinamita, y él hubiera querido poseerlo al menos para recordar viejos tiempos. Sólo que si se lo permitía, de un lado no podría escapar porque había muchos sentimientos involucrados ahí, y por otro volvería a sufrir: los exámenes de sangre volverían a ser mensuales, correría al médico ante el menor escozor, y ya no le quedaban armas para alejar a los interesados en el castaño.
Como solía hacer desde pequeño, cerró los ojos y rezó porque Simon se calmara y fuera más responsable con sí mismo. Elevó una pequeña plegaria para que entrara a un tratamiento, le fuera efectivo, encontrara a alguien y fuera feliz.
Claro que de preferencia que ese alguien no fuera un compañero en tratamiento o eso no significaría nada.
Santiago sintió que algunas lágrimas rodaron por sus mejillas. La verdad, si era absolutamente honesto, era que él quería estar allí, apoyándolo, amándolo. Le había partido el corazón verlo ojeroso y acabado, bajo las mantas primero y luego sosteniéndose apenas forrado en su traje de diseñador. Simon nunca había dejado de ser una parte esencial en su vida, y si se había mostrado grosero y distante era justo para evitar lo que le sucedía en ese momento.
No quería llorar ni sufrir por ese bastardo, ni por ese ni por otro.
Se limpió las lágrimas con la bata y se fue a la cocina por un café. Necesitaba algo fuerte y que le sentara el estómago. Mientras vertía el contenido en la cafetera se dio cuenta de la dolorosa realidad: su relación había fracasado con su ex sólo porque Simon aún era un fantasma ahí. Ahora había ahuyentado a Harry a los brazos de Brandon sólo porque Simon se resistía a partir de su vida.
¿Qué podía hacer ante eso? Estaba harto de autocompadecerse, y como él lo veía, ahora que había perdido a Harry (estaba seguro de ello), era salir, conocer gente, esperar para atrapar a un hombre interesante o volver con Simon aún con ciertas condiciones…
Detuvo el pocillo a medio camino a sus labios impresionado de lo que acababa de pensar ¿Volver con Simon? ¿No podía estar considerándolo seriamente, verdad? Había que recordar que entre los dos apenas había respeto, la confianza no existía y que el deseo y el amor no lo superan todo. Había que recordar que meterse con Simon Gray era meterse en una ruleta rusa sexual.
—Dios, estoy loco. —Murmuró en su lengua materna, se llevó su café a su habitación para buscar el traje del día. En medio de su meticulosidad se dio cuenta de que le faltaban algunas de sus prendas más costosas. Sólo pudo sonreír porque en realidad no importaba: —Vamos Harry, atrapa la felicidad.
---
Ulisses suspiró mientras era preparado por el equipo de maquillaje. No había dormido casi nada, pero lejos de estar agotado, se sentía lleno de una energía inexplicable (aunque sus ojeras le llevaron varios minutos a las maquillistas). Devlin se movía por todo el set con la elegancia y madurez de alguien que sabe lo que hace. Su cuerpo perfecto, sus ojos, su sonrisa…
—Señor Mateus —la joven que lo maquillaba tuvo que carraspear para llamar su atención—, está listo…
—Gracias —sonrió con vergüenza, aunque algo asustado de ser descubierto mientras babeaba por su pareja. Sí… su pareja, qué bien se escuchaba eso.
«Mi pareja, mi pareja, mi pareja…»
—Ok, como no dejes de mirarlo como cachorrito recién comprado, tendré que patearte
Se giró y observó el rostro de Simon. El agente se veía más repuesto, las ojeras no parecían tan graves y su vestimenta estaba impecable.
—Vaya… ¿qué tomaste?, ¿”vuelve a la vida”?
«Una dosis de Santiago Vélez»
—No me cambies el tema muchachito —le pegó ligeramente en la cabeza con una revista que llevaba en la mano—, entonces… ¿ya te has despedido? Recuerda que tu vuelo sale mañana
Ulisses miró nuevamente a Devlin y el sentimiento de ausencia volvió a hacerse fuerte.
—No quiero despedirme… ese es el problema.
—No juegues Ulisses. Sabes que tienes que seguir, tienes trabajo por hacer y él tiene una gira. Es hora de despertar del hermoso sueño de unos días.
El joven sabía que Simon tenía razón, pero encontraba difícil tragarse ese cuento.
—No se puede tener todo… ¿cierto?
Simon sintió un ligero sentimiento de pena por su muchacho. Obviamente no era algo comercial o por beneficio, eso era algo serio. Y por lo tanto, tenía que protegerlo.
—Los cuentos de hadas no existen Ulisses —se cruzó de brazos—, solo existen los momentos inolvidables que debes guardar para tus memorias de viejo —sonrió—, ve y… ráptalo al baño o algo, ¡ni se te ocurra hacer algo público!
—¿No contrataste paparazis? —Le sonrió—, quién te oyera… ¿dónde está el Simon tiburón?
—Aun duerme, así que aprovecha —llamó la atención de la mayor parte del equipo para dar algunas instrucciones mientras su muchacho se escabullía hasta rozar la mano del rubio, indicándole con la mirada que lo siguiera al baño. Necesitaba mucho sus labios.
Devlin había estado estudiando la mejor manera de acercarse al Lear que lo esperaba quieto en la pista. Adentro la actriz que hacía de azafata recibía instrucciones y él oía de la boca de Eric que ya casi todo estaba editado y que el trabajo hasta ahora era magnífico, un video como no se había visto hasta ahora.
Cuando levantó la vista vio a lo lejos entrando a la pista privada una camioneta con el logo de MTv. No le gustaba ni un poquito ese asunto de que le hicieran un Making the Video, pero es que la apuesta era tan grande, y la cifra tan conveniente, que sería un error muy grande no hacerlo. Iba a levantar su mano para saludarlos desde su lugar y aproximarse a donde debían estacionar, cuando sintió que alguien tocaba su mano. Era Ulisses. Hermoso, sexy, y muy bien peinado y maquillado Ulisses.
¿Quién podría hacer el papel de abandonarlo cuando era tan exquisito y tierno?
Al parecer su pareja (mmh que bien se sentía expresarlo así), quería que lo siguiera al baño, y él, como perrito pequeño lo siguió olvidado la filmación y a la camioneta.
Cuando entró tras él, fue recibido con una suculenta lengua que le tocó hasta las amígdalas y unas manos que le atraparon el rostro para inmovilizarlo. Sólo pudo abrazarse al moreno y apretarlo —¿y eso, a qué se debe?
Ulisses lo apretó más y volvió a besarlo, sintiendo que el día se estaba pasando demasiado rápido y él no quería partir.
—Estás muy guapo y tenía ganas —le sonrió—, ¿necesito más excusa? —le acarició los cabellos y se tensó cuando escuchó pasos acercándose. Lo que menos necesitaban ahora era que a alguien se le ocurriera entrar al baño.
Devlin se desprendió del agarre y blindó con su cuerpo el de Ulisses echándolo hacia atrás, esperando por el movimiento afuera.
—Ojala se pudiera cerrar con llave —susurró el modelo cuando escuchó los pasos seguir de largo, pasando el peligro
El rubio sonrió —¿Es que piensas hacerme algo más que sacarme las amígdalas y el aire? —Lo besó de nuevo quedándose con un poco del escaso brillo de sus labios —Estás exquisito hoy.
El joven rió bajito y lo rodeó con sus brazos, suspirando mientras pegaba su frente a la del rubio.
—Quisiera raptarte y llevarte lejos —le dio otro besito—, pero la realidad comienza a afectarme…
—Vamos dulzura, no pongas esa carita, aunque nos sirve para las tomas. —Lo abarcó con sus brazos —Terminemos rápido aquí y vamos a casa, te tendré despierto hasta que te vayas. —Le susurró directo en el caracol de la oreja: — aunque no garantizo que puedas caminar bien.
Ulisses suspiró y ladeó su cuello para dejarle acceso. Sus manos se perdieron entre las rubias hebras.
—Así me dejes gateando, no creas que me da miedo —sonrió, pero la angustia de la partida seguía allí
—En ese caso, me comprometo a llevarte en brazos, así no tengo que medirme… —Lanzó una risita intima y baja sólo para los sentidos de su pareja. —vamos, terminemos con esto, luego vamos a casa, nos desnudamos, te hago el amor, te preparo la cena, te poseo en el mesón y… ¿Quién sabe que ocurra después? A lo mejor te quedas dormido para compensar.
Ulisses rió también y asintió, arrancándole otro beso goloso antes de arreglarse y salir primero para no levantar sospechas.
Cuando Devlin salió luego de acomodarse el cabello, intentando que quedara como se lo habían dejado, lo primero que vio fue a una de las Vjs que tenía a Ulisses casi contra una pared y arremetía a preguntas. No alcanzaba a escuchar, pero cuando pasó detrás de ella le guiñó un ojo a su amante.
Sin embargo, el otro Vj, con clara pinta homo y un atuendo estrafalario aunque bastante Soho, lo presentó y le insertó el micrófono prácticamente en la boca.
—¡Es un honor Devlin! ¿Está listo para que grabemos?
Los ojos color miel se abrieron apenas y sonrió con todo el candor de que fue capaz mientras la asistente del tipo le ponía el audífono y otro micrófono de respaldo. Era obvio que el de mano era un adorno.
—Cuando quieras…
—Soy Mike, a secas.
—Ok, Mike, cuando quieras.
—Pero antes que nada Devlin déjame decirte que estás haciendo historia con este video, vimos cortos de las pregrabaciones y eran increíbles. Te aseguro que si no tuviera novio…
Devlin soltó una carcajada franca —Si no tuviéramos novio…
El Moreno arrugó el ceño tras sus gafas de pata gruesa color amarillo.
—Eso no lo sabía.
Devlin se miró las uñas —Es que eso no va en la entrevista… —Su tono era casi de advertencia pero luego le sonrió con su más matador gesto —Pero te lo cuento porque estoy tan contento que tengo que decírselo a alguien «¡Toma esto The Sun!».
El hombre se quedó perplejo y luego, bajando el micrófono lo miró a los ojos. —¿Entonces es cierto que estás saliendo con tu coprotagonista? —Sus ojos se desviaron hacia Ulisses, su compañera hacía todo lo posible para no babear encima. Ford era increíble en casi todos los aspectos, pero un bastardo en cuanto a suerte. El modelo era un pastelito total… uno muy bien hecho.
—Tenía la idea de que es una leyenda entre las mujeres de su campo… —Devlin miró a Ulisses también sin dejar entrever nada. —Seguro se ha ganado esa fama, desde aquí estoy viendo que Rebecca está feliz. Y parece que Mateus también, ¿no crees?
Francamente el estrafalario hombre no sabía qué responder a eso.
—Entonces, Ulisses… suelta… ¿tienes algún compromiso ahora? —la mujer intentaba no lanzar miradas intensas, pero fallaba terriblemente
—Bueno… nunca hablo de mis asuntos personales —le sonrió para quitarle peso, pero lo cierto es que ni loco iba a mencionar algo acerca de su relación. Bastante había tenido al ver la reacción de Devlin en aquella ocasión con los paparazis
—Sabes que muchas mujeres y bueno, admitámoslo, hombres también, estarán preguntándose lo mismo… ¿no se puede hacer fila y tomar número? —rió de manera cómica y Ulisses sólo levantó una ceja.
—Te diré algo —le acarició la barbilla—, cuando comience la fila te aviso para tomar ese número… ¿está bien?
La chica sintió las rodillas flojas y sólo asintió rojísima. Ni cuenta se dio cuando el precioso brasilero se escabulló y saludó al director, recibiendo las indicaciones para las tomas.
Santiago supervisaba la entrevista de Devlin haciendo anotaciones sobre temas en los cuales era mejor que Ulisses se preparara para cuando lo entrevistaran para lo mismo en Miami. En ese momento Devlin abogaba por la libertad sexual y hablaba de que su video se había basado en uno de Meat loaf (algo paradójico para el humor de Santiago), porque lo que importaba ahí era el tema romántico y no sexual.
—Las personas están destinadas a vivir en pareja Mike —Santiago alcanzó a evitar que una de sus cejas se arqueara ante el tono cínico que él alcanzaba a detectar porque conocía muy bien a Devlin —, así que por que no dejar que la gente sea feliz si no daña a nadie. Hay temas como el Planeta que son más importantes ahora que pensar a quien miras y a quien le sonríes, ¿no crees?
—¿Te sentiste cómodo haciendo el video? —El chico era profesional, la otra parecía una grouppie con la boca abierta mientras a Mateus le daban los últimos retoques.
—Quiero dejar algo en claro Mike, y es que este video no contiene escenas para adultos, ni nada que pueda tacharse de vulgar. Siendo así, no veo porque habría de sentirme incómodo.
El tal Mike casi aplaude su respuesta, y siendo sincero, también Santiago.
—¿Es una gran apuesta?
—Lo es, pero queremos darle la oportunidad a la gente para expresarse, la historia que se cuenta no es sólo sobre dos hombres que se encuentran y se gustan, es sobre dos almas que se aman a pesar de todo.
—¿Y el final del video? ¿Cómo termina?
Devlin le sonrió increíblemente seductor, sabía manejar a los medios como quería. —¿Tu qué crees? ¡Te invito a verlo en…!
La cámara bajó y lo mismo el micrófono con el molesto cartón que lo rodeaba.
—¡Devlin! ¡Ha sido un excelente final! No sabía que me cortabas.
—Lo siento Mike, pero Eric está a lo lejos como loco para empezar. —Le sonrió de nuevo, dando la sensación de que era sólo para el joven —Si tienes más preguntas podemos concertar una cita otro día. Seguro que el canal quiere saber más, sobre todo ahora que se aproxima mi nueva gira.
Con eso se despidió y a pesar del tono profesional que había usado, al tal Mike los ojos se le hicieron estrellas.
—Ahora si gusta, puedo acompañarlos hasta sus puestos mientras ven la filmación. —Le dijo Santiago extendiéndole una tarjeta.
—¿Cree que se demoren?
—¿Tiene otro compromiso? —Le peguntó en voz alta debido al viento que se encajonaba en esa parte del hangar en ese momento.
—Aún si lo tuviera, esto no me lo pierdo.
---
—Entonces corres desde aquel extremo, saliendo a la pista —el director daba las indicaciones a Ulisses—, tienes que ver hacia la cámara con una expresión de dolor, sufrimiento porque se está yendo a quien amas, a quien tú…
—Lo sé Eric, comencemos de una vez —el joven caminó hacia el extremo indicado y las cámaras tomaron posición.
Para cuando la voz de Devlin llegó a la estrofa que debería ir en esa parte, él ya estaba caminando lentamente hacia el jet. Tenía su “pasaje” en una mano y en la otra arrastraba el carrito de su equipaje. Se detuvo a mirar al sol que empezaba a ocultarse y al cielo que digitalmente pondrían de color naranja. Ahí escuchaba que lo llamaban antes de reanudar su camino. Ulisses corría hacia él para implorarle que no se fuera.
Francamente a Devlin algo muy adentro se le quebró de tristeza al ver al moreno con cara de desespero. Dentro de algunas horas la situación sería parecida para ellos, aunque al revés.
Valiéndose de ese sentimiento dejó que la cámara se le acercara mientras que Ulisses llegaba a su lado. La cámara empezó a girar alrededor de los dos mientras se quedaban mirándose uno al otro ¿Qué le iba a decir a Ulisses cuando se despidieran? ¿Oye, en qué quedamos? ¿Nos vemos… algún día? ¿Gracias por follarme, sé que tienes compromisos pero me siento abandonado?
En la mente del joven modelo iba la misma interrogante: ¿y después qué? Le dolía pensar que todo lo vivido fuera únicamente algo ocasional, de esas experiencias “once in a lifetime”. Él quería estar con Devlin, en una relación con todas sus letras… pero… mientras lo veía caminar hacia el avión no pudo evitar pensar en la realidad. Siempre sería así: giras, entrevistas, nuevos horizontes. ¿Y acaso él no tenía trabajo también?, ¿acaso su mundo no era ese tan frívolo que lo dejaba exhausto y con un sentimiento de vacío?
Cuando llegó frente a Devlin y detuvo sus pasos, supo que no era mera actuación. Era su sentimiento a flor de piel, sus dudas, su ansiedad y su tristeza. No quería que se fuera… lo quería con él. Y fue entonces que hizo algo que no se encontraba dentro del guión: se acercó otro paso y tras tomarlo de la mano, buscó sus labios
El gesto lo congeló una milésima de segundo, pero actuó con la velocidad del rayo. Devlin estrechó su mano y lo besó también. Quería besarlo de verdad pero estaba congelado y Ulisses en cierta manera también. Aquel beso no era ni la mitad de bueno que el más débil que se hubieran dado alguna vez.
Cuando al fin decidió que era suficiente porque se pondrían en evidencia se despegó, le soltó la mano dedo a dedo y siguió su camino con una tristeza muy real en sus facciones. Arriba la despampanante modelo/actriz lo esperaba, pero Devlin no pudo sonreírle tan coquetamente como debía.
—¡Corten! —Gritó Eric y corrió hacia ellos. —Buena improvisación pero chicos, ¡nunca he visto un beso más vacío en mi vida! Si quieren hacerlo, háganlo bien, y Devlin, la chica representa algo más que una azafata, es una nueva oportunidad. Sonríele con aprecio al menos.
Ulisses desvió la mirada y se rascó la nuca. Casi podía sentir el aura oscura de Simon, despertado de su letargo y en modo tiburón, dispuesto a anclarle los colmillos en la yugular por atreverse a hacer algo tan estúpido. Así que tocaba improvisar…
—Lo siento Eric, es que no sabía si estaría bien… creo que tomé al señor Ford por sorpresa
Algunos en el set a lo lejos rieron ante la frescura de Ulisses cuando lo escucharon a través del micrófono, pero Simon seguía brillando con un aura maligna.
—Sí, seguro que si… —Eric le guiñó el ojo a Devlin como diciendo: ¡que matador eres mi hermano! —Como se nos va la luz, tienen que comenzar desde el beso entonces. Y está vez, no pido lengua chicos, pero que al menos se vea que se amaron apasionadamente alguna vez.
Devlin rió y tomó a Ulisses de la mano para atraerlo con fuerza hacia él.
—Eso es demasiado.
—Ok, ok, ya me pongo serio señor director.
Ulisses rió y vio a Devlin con intensidad.
—¿Voy a recibir castigo por esto más tarde? —susurró esperando que nadie los escuchara.
—¿Lo estás filmado todo cierto? —Preguntó Mike apremiante a su camarógrafo. Éste ni siquiera le prestó atención, él hacía su trabajo y lo hacía bien y ya.
—¿Viste como Ford agarró al pobre modelo? —Le susurró Rebecca a Mike en la oreja.
—No te amargues el rato querida, Dev tiene novio, me lo dijo hoy. Eso cariño —Le señaló a la pareja a la distancia— Es saber actuar.
—Si claro, y seguro que es Uli.
—¿Uli? ¿Así le dices ya? —Mike rió y Eric lo miró mal desde su silla plegable frente al monitor, así que bajó la voz —No sé si será ese o no, pero Devlin Ford es bastante mironcito, ¿quién lo diría? Está claro que no se conforma con el que tiene, nos quiere a todos para él.
—¿Tu crees?
—¡Es un sol mujer! Si te contara como me miró.
Rebecca arrugó el ceño. La verdad es que a sus 23 aún no era muy astuta para ese mundo que para ella solo podía condensarse en dos puntos de vista, los hombres viniendo a ella y ella clasificándolos según sus gustos. —Por eso mismo, Uli me hizo ojitos también pero Devlin es bastante “manilargo”.
—Mhh, no lo creo… —Le susurró Devlin mientras se alejaba de la cámara con la excusa de beber del agua que llevaba en la mano. —O por lo menos no de mí. Tu agente seguro te mata, yo te doy un beso que te deje sin aliento.
—Un beso así será entonces —Ulisses sonrió y retrocedió unos pasos para grabar el momento del acercamiento y luego el beso. Pero esta vez, un beso con ganas.
Todo el set se quedó en silencio, esperando por la luz verde de Eric. Cuando ésta llegó, el modelo se acercó y tomando el rostro de Devlin entre sus manos, le besó de manera intensa, pero sin meter la lengua (no fuera a emocionarse demasiado y no soltar a su rubia pareja).
0 comentarios:
Publicar un comentario