4 de agosto de 2012

Dream capítulo XXVI

uhhh tiempo sin actualizar y tengo mucha gripa!
buuu
Ok, sin desvarios, este cap comienza con dos nuevos personajesm uno de ellos es mi nene favorito que dara para raaato!
Enjoy!

Autoras: Amy Tomoe y CB Clasificación: NC-17



Advertencia: (I)Aunque existen alusiones a prácticas peligrosas, y las mismas existen, no se recomienda copiarlas o efectuarlas, simplemente se muestran aquí como material informativo.

(II)Las organizaciones mencionadas si existen, y los abusos contra los animales mencionados, también ocurren, y SON un delito.
Gracias por sus comentarios!!
Aclaraciones: Esta es una historia original, por tanto sus autoras tienen todos los derechos reservados sobre sus personajes. Sin embargo, existen aportes de cultura Pop que pertenecen a sus dueños.
Los lugares representados en la historia existen.
================





Capítulo 26
 
 
Mike Donovan estaba mirando las sombras en el techo. Las producían los automóviles que cruzaban frente a su “guarida”, tenía sueño y estaba agotado pero no quería dormir. Ya había recuperado el aliento luego de una candente sesión de sexo y sus manos estaban detrás de su cabeza enredando sus dedos entre los largos cabellos amarillos. Pensaba en que tal vez ya era hora de cortarlos, pues sus 40 años se acercaban a una velocidad vertiginosa.
Tal vez ya fuera hora de madurar.
Luego del pensamiento trivial, sus ojos se desplazaron a sus prendas colgadas en el armario entre abierto. Debería también cambiar su vestuario, después de todo aquella noche, durante su presentación, lo habían catalogado como un rockero maduro.
Eso lo había hecho sentir devastado.
Aunque no era justificación para lo que había sucedido.
Eso lo llevaba a pensar en otras cosas… Mirando al jovencito que yacía a su lado, profundamente dormido, se preguntaba porque ésta vez le parecía injustificable haberlo hecho con él, cuando el fin de semana anterior habían estado ambos con la misma mujer (una candente pelirroja que decía ser fanática de él desde los tiempos de la banda), en un delicioso trío, y en algún momento había decidido penetrarlo a él y no a la fémina.
Había tenido miles de justificaciones para ello; empezando porque ella lo había estimulado a hacerlo, siguiendo porque estaba como loco de la fiebre que sentía entre la expectativa del sexo y para terminar, el apenas roce de heroína que había tocado sus fosas nasales.
Además el chico tenía las nalgas más tersas que en su vida hubiera visto y acariciado. Eso lo enloqueció, sus ojos cristalinos y llorosos por el éxtasis consumido sólo lo hacían más deseable, ahora, aquel dulce redondo, la paleta que se incrustaba en sus labios rojizos por el martirio, hizo que le parecieran increíblemente suculentos.
No que el chico lo hubiera mirado diferente a muchos otros durante sus años, pero por alguna razón esa vez fue especial.
Y esa noche, cuando su agente (si es que podía llamarle así al hombre pasado de peso, calvo y sudoroso que sólo le conseguía contratos en bares de medio pelo en su misma ciudad), le había insinuado que estaba algo mayorcito para lanzar una carrera seria, y que era mejor quedarse como un rockero de mediana edad; todo le había explotado en la cara.
El muchachito había aparecido de nuevo, mientras se tomaba una de las cervezas gratuitas a las que tenía derecho por su presentación, y lo había observado de nuevo con esos ojos grises e inmensos. Sus mechones blancos habían cubiertos sus ojos y él había estirado sus labios dulces para espantarlos a punta de aire comprimido.
Su gesto era elocuente, esperaba que lo reconociera. Mike lo recordaba con exacta precisión ¿Cómo no hacerlo si era el primer macho al que se había follado en su vida entera? Le había sonreído casi por compromiso y con miles de sentimientos revoloteando en su interior. Cuando lo invitó a algo de tomar, que fuese apropiado para su edad, el chico había pedido un vaso de agua.
—¿Necesitas bajártela? —no sabía con exactitud si ya estaba volando, pero era mejor cerciorarse, los demasiado adictos traían tantos problemas que él solía salir corriendo lejos de ellos.
—Noup, sólo tengo sed. —Le había sonreído de una forma perturbadora. —Hoy no toca de todas maneras.
—¿Tienes horario para eso? —Increíble. El niño lo hizo reír de forma apagada.
—Hay que tener disciplina en todo, ¿no crees? —Se le había acercado, respirando dentro de su vaso de la forma más tierna que hubiese visto jamás —Si no, uno se jode la vida. Todo es cuestión de voluntad.
El había sonreído, el niño le había tocado el cabello admirándolo, le había quitado la pañoleta de la cabeza y lo había despeinado. Luego de eso habían hablado de tonterías y cuando Mike le había dicho que nadie le había tocado el cabello antes porque era su posesión más valiosa, el jovencito había reído, alborotando su propia cabellera a dos colores y había estado de acuerdo.
Ya iba por su tercera cerveza y el chico estaba con su cóctel de frutas cuando había insinuado que tenía que irse. Ni media palabra sobre lo que había sucedido entre los dos y la mujer que los había contactado. Luego el jovencito se había acercado mucho a él, haciéndole una propuesta increíble: «déjame amarte hasta que te canses».
¿Cómo negarse, si hasta para él había sido una preciosidad en pantalones? ¿Si lo había dejado satisfecho hasta limites insospechados y lo había turbado durante días con su recuerdo? ¿Cómo decirle que no, cuando acababan de poner en duda su capacidad para vivir su vida de la forma en que quería?
Y había resultado que la noche era increíble, que ese cuerpecito delgado y pequeño sabía complacerlo, a pesar de que clamaba haber tenido sólo a dos hombres en su interior, Mike incluido. Y luego, el muchachito había caído, sin decirle su nombre o su edad, y ahora respiraba encantadoramente dormido a su lado.
Podría Mike entender ahora a Devlin? Seguro que si, y con eso venía la culpa y la autocompasión. Había sido realmente malvado con Dev, primero lo había sacado de la banda y luego, cuando volvía a la cumbre, había intentado usarlo y luego, despreciarlo con muchos epítomes dichos a su espalda.
Devlin no lo ayudaría, eso quedaba claro desde el primer momento, pero por primera vez en años Mike Donovan sentía que necesitaba hablar con su amigo de colegio, con el pequeño Dev que vivía a dos calles de su casa y le prestaba las tareas de literatura inglesa y química orgánica.
Aún ahora era egoísta porque necesitaba la expiación incondicional de su compañero y anterior amigo. Quería que lo perdonara, y lo ayudara, laboralmente por supuesto, pero antes que nada psicológicamente. La situación desquiciada con el jovencito lo torturaba increíblemente, no entendía nada de nada.
Se levantó despacio para no despertarlo, sus dedos rozaron apenas el brazo delgado y a un suspiro se retiraron con premura. Sentía que si lo despertaba su fin llegaría. Caminó hasta su teléfono a medida que chequeaba entre los números de su celular.
Estaba amaneciendo ya, pero sabía que a esa hora su llamada no sería una sorpresa.
Marcó los números uno a uno y cuando le contestaron al otro lado de la línea habló con la voz más tranquila que pudo encontrar:
—¿Hablo con Susan Ford? —El silencio duró segundos por su parte —¡Hola Sue! Hablas con Mike, Mike Donovan. Acabo de encontrar unas cosas de Dev, pero no sé como contactarlo para entregárselas, son cosas del colegio y no quiero que terminen en la basura.
Sue le dijo que se las diera a ella y las pondría en la antigua habitación de su hijo. Mike sintió que sus planes se iban al drenaje. —Si tú lo dices, pero también quería encontrarme con él. Estoy haciendo la limpieza porque me mudo, quería despedirme.
Era una mentira, la peor de todas las que hubiese dicho jamás, pero sabía que en el fondo Susan Ford le había perdonado por lo sucedido con Devlin, y él necesitaba explotar ese cariño de años atrás, cuando sus madres los juntaban a jugar mientras ellas se dedicaban a su club de lectura.
Aún si los recuerdos de esa época le revolvieran el estómago al rememorar a Dev, volviéndose un retraído y luego “un rarito”, cuando ya en la banda empezó a mostrar con descaro a quien prefería tirarse… y más aún lejos del grupo.
La voz de Sue lo sacó de sus cavilaciones, le decía que no le creía demasiado pero que lo dejaría pasar porque sabía que él y Dev habían sido buenos amigos alguna vez.
—Anota su número, pero si le haces daño, no quiero volver a saber de ti jamás muchachito, no importa lo que Dottie me diga.
Mike respiró con pena y alivio y empezó a pulsar los números en su celular.
---
Devlin no pudo evitar una risita ligera cuando Ulisses metió sus frías manos bajo su camisa y su abrigo. Estaban cometiendo un horrendo cliché: se habían metido en el baño más retirado del aeropuerto para besarse dentro de un cubículo —¿No tuviste suficiente ya dulzura?— Él también besaba, claro, estaba despidiéndose de su novio formal, no lo vería en muchísimo tiempo, y además era Ulisses.
Ya habían hecho el checking y estaban lanzando los primeros anuncios para abordar rumbo a Frankfurt, dónde Ulisses desembarcaría para luego tomar una conexión a Roma. Pero mientras cerraban la puerta del avión, quedaban unos preciosos minutos para unos besos y algunos restregones.
—Mmmm, no… te quiero a todas horas —volvió a besarlo y sonrió cuando el aroma dulce le llegó a las fosas. Ese pudín se había impregnado en sus cuerpos de manera intensa. —Devlin… no quiero ser fastidioso, pero voy a llamarte a diario —lo abrazó—, escuchar tu voz hará más ligera la espera…
—Estaré esperando amor. —Le dio otro beso y él también metió mano en el asunto —Ya sabes, te enviaré la invitación para el lanzamiento del video, no tienes que venir, pero si tienes un tiempito… —Siguió besándolo, esta vez metiendo su lengua para recorrer el paladar y la lengua del moreno. —Ya te extraño… que loco.
—Haré el tiempo, haré el tiempo —le besó el rostro sintiendo agonía al escuchar la primera llamada del vuelo —¿puedo ser sincero y decir que no quiero irme? —se pegó a él y se quedó en silencio cuando escuchó a alguien entrando al baño
—No tienes que irte si tu agente no llega —Le susurró riendo muy bajito en su oreja. Ahora era él quien sentía la necesidad de contacto físico, así que lo lanzó con suavidad contra una de las paredes del estrecho cubículo y volvió a besarlo, presionando su entrepierna con la rodilla. —Eres delicioso Ulisses.
—Perverso —murmuró frotándose, colando las manos por debajo de la chaqueta del rubio, sacándole la camisa para sentir de nuevo su piel —¿quieres que nos descubran? —retó mordiéndose el  labio
—No… —Lo tomó de nuevo contra él y lo besó a fondo, una verdadera despedida —Pero que duro te voy a dar cuando te vea dulzura, me las vas a pagar todas juntas. —También tocó su piel desnuda con sus manos y volvió a intentar robarle el aliento.
—Mmm… voy a hacer esa enciclopedia —pasó su mano en una fugaz caricia por la entrepierna del rubio—, tendrás para cumplir muchas —lo besó— muchas… —volvió a besarlo —fantasías… —se giró y dejó que sus nalgas se despidieran de su “dueño” —darme imaginación es peligroso…
—Dame un espacio para una de mis fantasías al menos… cuando te tome al aire libre. —Le dio un fuerte mordisco en la parte de atrás del cuello, esta vez con la clara intensión de marcarlo. Después de todo, ahí nadie revisaría nada. —Y si no te despegas ya, o me corro o me haces salir mostrándole a todo el mundo que no me dejaste usar ropa interior hoy.
—Puedo sentirlo —sonrió moviendo sus nalgas—, la idea era que fuera más fácil sacarlo… ¿no me dejas darle un beso de despedida? —rió bajito porque otra persona entró al baño
—Si es sólo un besito… —Sonrió socarrón. Nunca entendería la fascinación de Ulisses con su pene, si además de tener uno, era una cosa encantadora y superior en belleza. Seguro que no se sentía tan afecto a mirarlo, aunque… Bueno, uno nunca sabía, y su novio había demostrado ser un pervertido increíble, como había demostrado esa mañana cuando había intentado lubricarlos con pudín, o la noche anterior cuando había dado el mejor de los finales a una afortunada fresa.
Ulisses no perdió un segundo más y sin quitarle la mirada, su mano bajó la bragueta y sacó al cálido miembro que ya se perfilaba en la tela del pantalón. Le dio un beso en los labios y luego bajó, tomándolo con firmeza con una mano mientras su boca depositaba un beso en la punta.
—Mmm —dio una ligera lamidita—, lo voy a extrañar…
—Y él a ti cariño… —Devlin se subió la cremallera y lo levantó, luego le dio un suave beso intentando ser tierno y salió del cubículo para verificar que no hubiese nadie, esperando que Ulisses no hubiera desacomodado su gorro demasiado.
No había nadie, así que se acomodó su cuasi disfraz con tranquilidad, su boina volvió a cubrir su cabello rubio y sus gafas de lentes gruesos falsos cubrieron su cara. Una nueva llamada y se preguntó dónde diablos estaría Gray y por qué aún no llamaba a Ulisses para acosarlo por estar con él, o por no haber subido ya al avión.
No que quisiera verlo, pero haría el sacrificio con tal de que Ulisses no viajara sólo.
---
Sabía bien que el reloj ya había marcado la hora límite. Sabía que debía salir de la habitación, tomar su maleta, su abrigo, a Santiago y subirse al taxi que los llevaría al aeropuerto. Pero no, a él lo había asaltado la agonía de la ausencia y despedida, lo cual había bastado para hacer a un lado su pudor y subirse sobre el español para atacarlo a besos. Besos nada santos y cargados de deseo, con caricias en pecho y cintura. Y podía sentir que el moreno no era indiferente al calor de su cuerpo.
Santiago se levantó abrazándolo aún, respondiendo a cada pequeño movimiento para al final tomarlo de la barbilla y arrojarlo sobre la cama bajo él, abriendo su boca con la lengua hasta quitarle el aliento y luego bajar para morder el provocativo tendón que sobresalía de su cuello, dejando ahí la marca de sus dientes al completo. Era una barbaridad y algo de mal gusto, pero quería que se llevara un recuerdito de él.
Cuando Simon intentó ir un paso más allá, Santiago le sujetó ambas manos en un puño y le estiró los brazos hacia arriba, sus labios encontraron un pequeño pezón velado por la tela de la camisa, y lo succionaron como si su boca fuera una ventosa dispuesta a sustraer el pequeño nódulo.
El castaño se retorció y dejó que su garganta comenzara a expresar esos gemiditos de antaño que tanto prendían al español. Todo su cuerpo estaba sensible y deseoso de sentir cada cosa que ese hombre quisiera hacerle. Pasaron por su mente mil cosas para decirle en ese momento, pero no quería romper esa burbuja de silente deseo que crecía entre los dos. Si hablaba traería a la cordura, y eso era algo que no quería esa mañana. Así que solo dejó que su cuerpo se moviera de manera sensual al compás de esa boca succionadora.
Luego de lamer el otro pezón hasta ponerlo de un rosa intenso, el moreno extendió su lengua para trazar un camino por el esternón y hasta el ombligo, Simon guardaba su antigua figura de modelo, pero estaba muy delgado. Se levantó para observar las costillas marcadas y los músculos demasiado sumidos. La tristeza lo embargó, tal vez lo que el castaño necesitaba no era internarse en un costoso centro de rehabilitación, sino acompañarlo a él y a Devlin en uno de los viajes a África donde el cantante revisaba la adquisición de terrenos para santuarios animales… Si Simon viera la delgadez extrema y obligada de algunas personas y a veces de tribus enteras, dejaría de hacerse tanto daño.
Lo miró a los ojos un instante y luego lo elevó hasta él para darle un nuevo y profundo beso, quería demostrarle que lo consideraba suyo, que ahora estaba bajo su responsabilidad y que esta vez él iba a tomar cartas absolutas en sus asuntos.
Simon no fue ajeno al escrutinio sobre su cuerpo, pero no quiso profundizar pensamientos en ello, o terminaría escondiéndose ante su aspecto tan descuidado. En ese momento solo podía responder a los besos de Santiago, a su pasión con tintes de ternura y a su corazón que latía tan fuerte como el suyo. Le pertenecía a ese moreno, cada pequeño pedazo de él. Al fin estaba listo para no voltear a ver a nadie más…
La fiereza se dibujó en sus ojos, sabía que en ese momento su compañero era como una presa deliciosa para él. Un beso más y volvió al sur, donde bajó el bóxer del castaño y lo observó un momento directo a los ojos, sacó su lengua y le dio un pequeño lamido a la barra cálida y rosada que lo saludaba con orgullo.
—¡Ahhh! —el respingo de Simon no se hizo esperar, abriendo más sus piernas, ofreciendo su cuerpo (o lo que quedaba de él) para ser sometido a lo que el español quisiera.
Y la oferta fue aceptada, terminó de bajar la prenda y aspiró el aroma que casi olvidaba de la intimidad del castaño, lo hizo un par de veces, antes de que su boca tomara uno de los redondos apéndices y lo saboreara casi degustando… esa sensación… Lo soltó y se irguió para sonreírle, los labios brillantes en la penumbra por la saliva.
El castaño le devolvió la sonrisa, alzando su mano para acariciar con sus dedos esos labios, el mentón fuerte que ya dejaba sentir la barbita del día, el cuello, los hombros… jadeó de emoción, irguiéndose para rodearlo con sus brazos y reclamar su boca, esos gajos que tanto tiempo le habían sido negados… y con toda razón. Aun no sabía si su existencia podría compensar todo lo que le había hecho al moreno.
—Santiago —murmuró abriéndole de tajo la camisa que aún portaba—, Santi… —su voz se dulcificaba, acariciando los cabellos entre sus dedos, pegándose a la pelvis de su compañero, sintiendo la creciente humedad de sus cuerpos
—Dime… —Se dejó besar y acariciar cerrando sus ojos como si fuera un cachorro de gato demasiado satisfecho mientras lo besaban y acariciaban de aquella manera.
—Voy a esforzarme —susurró pasando sus dedos por los fuertes hombros— para ser mejor—le dio otro beso— tú mereces sólo… —su mano bajó a los pectorales, sintiendo un elemento en el pezón del moreno —lo mejor… —bajó su mirada y sonrió con picardía al ver la argolla perforando el pedacito de piel
Los ojos oscuros siguieron la mano y la mirada de Simon, sonrió con tristeza.
—Qué sexy —apretó con sus dedos la argolla, halando de ella con suavidad
—Gracias, pero tiene una larga historia detrás —Volvió a besarlo y sus ojos recayeron en los brillantes números del reloj. ¡Estaban sobre el tiempo! Por suerte había convencido a Simon en plena madrugada y después de comer que hiciera el checking por Internet, eso les ahorraría mucho tiempo. Así que lanzó a Simon sobre la cama con poca delicadeza y se prendió a su miembro tratando de darle un rápido orgasmo antes de que salieran al aeropuerto.
—¡Ahhh!, ¡espera, espera…! —gimoteó erizándose y mordiéndose el labio. Santiago sabía bien qué puntos tocar para volverlo loco. Sus ojos celestes se abrieron en la penumbra, viendo el reloj y la razón de la premura del español —mmmm… Santi…
Gruñó aumentando la excitación en el miembro aprisionado en lo profundo de su garganta, pero no pararía, deseaba esto y lo obtendría, además no había tiempo de más… sabía que Devlin estaría allí y no quería problemas con su amigo, al menos no más de los que ya iba a tener.
Pero Simon parecía tener otros planes. Estaba concentrado en las sensaciones y en no venirse demasiado pronto para hacer rabiar al moreno. Lo conocía y sabía que él también estaba a punto de estallar. Moría porque lo penetrara, pero no tenía cara para pedírselo. De igual manera, sabía que la respuesta iba a ser negativa.
Pero Santiago sabía perfectamente de que cojeaba el castaño, lo conocía tan bien como a la palma de su mano, no cambiaba a pesar de los años y eso le causó gracia y espoleó su determinación. Con una fuerte succión lo distrajo mientras introducía un dedo en lo más profundo de su cuerpo, el efecto fue inmediato y lo bebió a fondo.
No hubo tiempo para réplicas tiernas, el moreno se levantó de un salto, le arrojó a Simon la ropa que se había quitado la noche anterior y se fue al baño para evacuar y limpiarse un poco antes de tomar la pequeña maleta y a punto estuvo de llevárselo por delante. Él conduciría esta vez, claro, conocía mejor Londres y sabía a la perfección cómo hacer para llegar en un santiamén a Heathrow.
Simon le hizo una trompita. ¡No era justo!, aun sentía los temblores del orgasmo en su cuerpo maltrecho que apenas estaba en pie ya vestido. Sabía que no podría tardarse o Santiago iba a desesperarse y sacarlo desnudo de allí de ser necesario. Claro, al final eso no fue impedimento para detener un momento al moreno y darle otro beso, acariciándole las mejillas.
—Tramposo —murmuró colándose entre el abrigo y el firme cuerpo del español—, cuando nos volvamos a ver no te dejaré escapar tan fácil…
—No cariño, eso no podrá ser —Le dio un suave y líquido beso —¿Recuerdas quién te va a llevar a la clínica? —Acomodó mejor la ropa del castaño y tomando la maleta lo siguió hasta el parqueadero luego de pasar por la recepción.
—Lo sé… pero en el trayecto tengo prohibido tocarte —lo abrazó y lo miró serio, acariciándole el rostro— es en serio lo que dije Santi… quiero cambiar para darte sólo lo mejor… y no sé si me alcanzará con lo que soy, pero haré mi mejor esfuerzo…
Llegaron hasta un semáforo, el español lo miró con cierta duda y un tinte agrio —No me hagas promesas por favor, sólo… esperemos a que el tiempo llegue y ya veremos. —No quería pensar si de verdad estaba siendo un tonto por volver a confiar, pero ya lo había decidido y no se echaría atrás. —Recuerda que estarás varias semanas encerrado con un montón de gente bella y adinerada, a lo mejor no sales pensando lo mismo. Estoy abierto también a esa posibilidad.
Simon le observó y asintió, mientras el semáforo volvía al verde. Obviamente no podía reconstruir en un día todo lo que se había tardado años en hacer pedazos. Y pedazos bien finos.
—No puedo pedirte que confíes en mí de la noche a la mañana Santiago —sus orbes celestes recorrieron las serias facciones de su compañero—, y como bien me has dicho, hay muchas cosas que debemos hablar… pero no voy a perderte de nuevo por mis tonterías —regó una caricia por la mano que empuñaba la palanca del auto—, voy a cambiar, no para que me aceptes… sino para mostrarte lo mejor de mí y que tú decidas si puedes amarme…
—Creo que nunca he dejado de hacerlo —Movió sus dedos para aceptar el roce que el castaño le ofrecía aunque su voz fuera baja y triste. Incluso sus ojos, tras las gafas estaban fijos en la autopista, pronto llegaría —No pienses más en eso Sy, esperemos a que el futuro venga y luego decidiremos.
Entraron en el estacionamiento y aprovechó para darle un beso en la mejilla —No voy a negar que realmente me encantaría ver a ese Simon que dices tener. Ha de ser maravilloso. —Le pasó el dedo índice por la mejilla en una caricia tierna y cuidada. —¿Sabías que vamos con el tiempo más que justo?
El castaño le sonrió y se acercó para darle un beso en los labios.
—Ya lo sé, pero hoy me estoy portando mal —dejó su cabeza apoyada en el hombro del moreno—, necesito un abrazo de combustible para subirme a ese avión y enfrentar a los tiburones de más largos dientes —sonrió con tristeza pensando en sus jefes
El moreno lo abrazó con todo su cuerpo y volvió a besarlo de forma suave, lenta, muy cariñosa —Te voy a extrañar… quiero que me llames cuando llegues por favor, sólo para saber si todo esta bien. —Levantó su barbilla lo observó directo a los ojos.
—Lo haré, lo haré —lo besó de nuevo y dejó su frente pegada a la de su compañero—, tú… en tu casa… ¿todavía estará él? —sabía que era egoísta preguntando algo así, pero estaba tremendamente celoso
—Seguramente, después de todo es mi cachorro, mi pequeño y apaleado cachorro. No puedo dejarlo a la deriva, pero no pienso hacer todo lo contrario a lo que te pido, no hay necesidad de que te pongas celoso. —Le sonrió fijando sus ojos en las ojeras que no había notado desde el primer momento debido a las gafas oscuras que el castaño solía usar.
El castaño sintió una punzada al escuchar el cariño que derrochaba en esas palabras. Realmente los celos eran algo demasiado intenso en la mañana.
—No puedo reprocharte nada Santi, sólo… —se enredó más en el cuerpo del moreno— sólo espera un poco a ver al nuevo Sy…
«Hazlo, hazlo y oblígame a ponerme a tus pies de nuevo» Ese pensamiento lo dejó sin aire, así que sólo se limitó a sonreírle mientras abría la puerta para que al fin descendieran para tomar caminos separados y cumplir con sus obligaciones.
----
—¡Esto es inaudito! —Ulisses miraba el reloj y volvía a marcar el número de Simon—, me hace venir temprano y estar a tiempo y mira… ¡él no está! —acababa de pasar la última llamada de abordaje para su vuelo
Devlin rió con ganas mientras sostenía la maleta de mano de Ulisses (que era de su propiedad, él mismo se la había empacado) y lo sostenía con disimulo por la cintura. —Si quieres me voy contigo y dejamos a Gray varado aquí. —era una de las miles de bromas que le había hecho en los últimos minutos para quitarle la tensión. Era algo bueno que el castaño más idiota en la faz de la Tierra no hubiese llegado así la tensión de la separación casi había desaparecido.
—Mmm… si te vas conmigo en ese avión, nadie podrá utilizar el baño —le sonrió levantando las cejas
—Pervertido… —rió a su oído y lo pinchó un poquito. —Vas a hacer que sueñe con mi pequeño favorito.
—Y yo soñaré con mi mejor amiguito —dejó descansar su cabeza en el hombro del rubio— bueno… amigote —rió bajo y suspiró —, creo que será mejor que aborde ya… así me tenga que ir solo, sé que Simon llega luego…
El castaño venía a toda velocidad tras pasar la inspección y alegar que su vuelo estaba próximo a irse. Se había despedido todavía con otro beso apasionado dentro del auto, y antes de quedarse allí para la revancha por “el mañanero” cortesía de Santiago, había tomado maletas, BlackBerry y agente tiburón para llegar a su destino.
Cuando vio a Ulisses aún en la salita, a la par del rubio, supo que le esperaba una serie de reproches. Nada que no pudiera controlar.
—Sí, sí, sí, ya sé —saludó a Dev con un movimiento de cabeza—, es para que sientas lo que siento yo cuando tú decides llegar tarde… vamos, vamos, no hay tiempo que perder… —y comenzó a caminar sin detenerse hasta que cruzó la puerta de abordaje.
Santiago también llegó corriendo, alcanzó a sonreír a Ulisses y darle la mano en despedida y quedarse mirando un ratito a Simon.
Ulisses la estrechó con firmeza y luego su mirada se posó en Devlin.
—Bueno… hora de irme —tomó la maleta, no sin antes rozar la mano del cantante—, te llamaré cuando llegue…te llamaré cada noche y… —se acercó otro poco y susurró en su oreja — no vayas a desperdiciar el pudín que quedó… piensa en mí.
El rubio se quedó observando la puerta de abordaje con una sonrisa casi de idiota en los labios. —¿Pudín? Me asustas Dev, suena como mínimo asqueroso.
Devlin se encogió de hombros con las manos en los bolsillos —¿Qué más da? Tú estabas con Gray y no te estoy preguntando nada. —Santiago lo miró muy serio y con cara de haber sido herido, pero Devlin le palmeó el hombro —Tú sabes, no es mi asunto, ya estás grandecito —Miró hacia el frente y luego dijo: —¿Recuerdas ese café donde lo compras por libra? Me dijiste que te acordara.
—¡Es cierto! Ya que lo dices, tengo hambre.
—Por mi te tomas el día libre, vamos a mi casa, comemos de lo que quedó anoche y dormimos un rato, si no todos en la oficina se van a preguntar por que tienes la misma ropa y además arrugada, por no hablar de ojeras claro.
—¡No te has visto las tuyas Dev?
—Noup, pero las imagino —Rió, ambos lo hicieron y mientras se encaminaban hacia la cafetería, Santiago aún sonrió:
—¿Te conté que Harry no ha ido en los últimos días a casa? Creo que me lo han quitado…

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta esta historia! Quisiera saber si hay mas capítulos y si ya esta terminada. Gracias

Freya Karstein dijo...

Hola! si, hay más capítulos que tenemos que editar en este momento, pero la baja de comentarios hace que nos de pereza ponernos en todo ese trabajo para nada.
Eso sí, muchísimas gracias por leer y comentar!

Anónimo dijo...

Buenas tardes!!! Por favor, NECESITAMOS mas capitulos de esta historia ( si, asi, en mayusculas como lo leen ;) Descubri esta historia hace poquito y la lei sin pausa completa hasta terminar lo ya publicado. Muchas gracias x el tiempo q dedican a la escritura y edicion.

Anónimo dijo...

Buenas tardes!!! Por favor, NECESITAMOS mas capitulos de esta historia ( si, asi, en mayusculas como lo leen ;) Descubri esta historia hace poquito y la lei sin pausa completa hasta terminar lo ya publicado. Muchas gracias x el tiempo q dedican a la escritura y edicion.

Anónimo dijo...

Por favor!!!! Necesito con desesperacion que esta historia continue!!! Me tiene completamente atrapada!! Muchas gracias

Freya Karstein dijo...

Gracias por sus comentarios, Dream volverá en breve :)

Publicar un comentario

Updates Via E-Mail

Soy...

banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner banner
banner

Followers

Labels