27 de julio de 2011

Dream capítulo XII

Ración semanal de Dream porque ya es miércoles!!! Y algunos cambios en el blogcillo, hay que corregir algunas cosas pero no he tenido tiempo, así que espero solucionarlo en fin de semana. Invito a que exploren los nuevos links sobre la Navbar.

Espero que esta pequeña novela les esté gustando, a medida que vamos avanzando se van integrando nuevos personajes, y en este capítulo retomamos al misterioso Brandon Hardy (a quien conocimos un par de capis atrás cuando invitó a Harry a compartir unas copas).

Agradecimientos!!!

A Prim a quien esperamos la adición de nuevos personajes le guste (Y los que faltan!! jujuju), a Moonlover... a quien le decimos, paciencia jijiji. Ya verás lentamente lo que sucede entre Sy y Santi y le enviamos un abrazo por su lindo comment y a Emmagination que nos tiene extasiadas con sus suculentos comentarios tan largos y geniales (emoción!!)

Y... en este cap no hay música pero hay una buena borrachera y conflicto, porque la vida diaria es así y no lo vamos a negar, Devlin Ford es un tris complicado (pero así lo amamos) jajajajaja


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Autoras: Amy Tomoe y CB
Clasificación: NC-17
Aclaraciones: Esta es una historia original, por tanto sus autoras tienen todos los derechos reservados sobre sus personajes. Sin embargo, existen aportes de cultura Pop que pertenecen a sus dueños.
Los lugares representados en la historia existen.
Advertencia: (I)Aunque existen alusiones a prácticas peligrosas, y las mismas existen, no se recomienda copiarlas o efectuarlas, simplemente se muestran aquí como material informativo.
(II)Las organizaciones mencionadas si existen, y los abusos contra los animales mencionados, también ocurren, y SON un delito.
Gracias por sus comentarios!!
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Capítulo XII



Aquella llegada había estado algo tensa para el gusto de Ulisses. Santiago le sonreía con condescendencia, pero sabía bien que no era “santo de su devoción”. Aun así, los gruñidos no salieron a la superficie y los cuatro partieron a sus destinos. El modelo se había puesto unos jeans gastados y flojos, con un jersey color oliva y un abrigo negro. Llevaba sus lentes y desde hacía rato masticaba un chicle cortesía del pelirrojo.

Realmente Londres le resultaba una ciudad fascinante. Podría vivir allí y no aburrirse. Aunque claro, el lugar que siempre añoraría sería su casa en Río. Si tan solo las cosas con su madre fueran menos tensas…

Cuando llegaron al lugar de destino, un Pub en Picadilly, Harry pidió un par de cervezas y le puso la mano a Ulisses en el antebrazo. —Que no te amargue Santiago. A él no le gusta nadie que se acerque a Devlin.

El joven le sonrió y suspiró.

—Así parece, a pesar de que sonríe sé que quisiera arrancarme la cabeza.

—¡Nah!—Harry tomó una de las papas “especialidad de la casa” y se la llevó a la boca, tomó un trago de cerveza helada después.— Santi ladra pero no muerde. Es sólo que está confundido, un hombre con tu fama y terminar con su mejor amigo. Es obvio que eso le despierte suspicacias.

—Lo sé —tomó un sorbo de su cerveza—, y créeme, pareciera que lo hago por algún tipo de interés o popularidad, pero… —fijó su mirada en las gotitas que resbalaban de la cerveza—, no es así. Devlin realmente me gusta —bebió de nuevo y suspiró— ¿No has experimentado eso de que todo cobra sentido en un segundo?, ¿Cómo si estuvieras hecho para esa situación?

El pelirrojo se quedó mirando su botella como si tratara de encontrar figuras en la espuma —Sip. Pero para serte sincero, a veces esa sensación puede inducirte a error… —Levantó la cabeza y miró a Ulisses.— No lo digo por ustedes, después de todo, es algo que tienen que descubrir —. Los ojos del color de la manzana verde se cerraron en suspicacia —¿Porqué planeas descubrirlo con Dev verdad?

—Sí —se sonrojó y tomó otro sorbo—, apenas me reconozco de hecho —rió—, su voz siempre me ha movido en maneras que no sé describir. Y ahora que lo he tratado, es como si mi cuerpo completo reaccionara al más mínimo roce. Y es una revolución, digo, es un hombre. Pero me gusta la sensación de estar a su lado. Sus labios…

—¡Ey! ¡No comas delante del hambriento! —Harry se puso tan rojo como los visos de su cabello que captaban la luz del local. —Creo que nos pasó lo mismo y a la misma edad. Ni te cuento el número de veces en que me masturbé escuchándolo. Claro, yo era joven y hormonal… Luego lo conocí y se ganó toda mi admiración pero en un sentido diferente. Lástima que yo no caiga en la categoría de sus amigos, que aquí entre tú y yo, es un grupo muy exclusivo. Y con respecto a que sea un hombre, ¿qué importa eso? Yo soy gay, y contento con eso aunque me ha traído un montón de problemas, pero no descarto que algún día, esta vida loca me ponga en frente a tremenda mujer y quedé ahí enredado—. Se quedó pensando un momento mientras tomaba otra papa. —Con mis gustos, debería ser una butch, y ahí si estaría perdido porque no soy, lo que se dice, una femme—. Soltó una carcajada imaginando la situación.

Ulisses le observó con gracia y chocó su cerveza con la del chico. Definitivamente Harry era una persona para nunca aburrirse.

—Tú eres una de esas personas que merecen la plena felicidad —tomó un sorbo a su salud—, yo te tendría sin dudar en mi círculo de amigos.

—¡Gracias!— Le sonrió con todos los dientes. —Eso le causaría una úlcera a Dev pero ni modo, que se lo aguante—. Siguió comiendo papitas inseguro de cómo preguntar lo que quería saber, así que se fue por un derrotero más “sencillo” —¿Y cómo van con el asunto… de cama?

Ulisses tuvo que tomar otro trago para bajar lo colorado que se puso.

—Paso a paso —tomó una papita que devoró con ansiedad—, tú sabes… él es el primer hombre en el que me fijo. Y yo nunca… —tamborileó sus dedos y bebió otro sorbo sintiéndose torpe de nuevo

Harry lo observó de medio lado —Que eso no te moleste Uli —Le mostró su mano derecha con los dedos bien separados. —Las parejas sexuales de Dev no pasan de esta cifra. Y con parejas me refiero a aquellos que pasaron más de una noche con él, de los fortuitos de sus conciertos cuando estaba en la banda, ni idea, pero no debieron ser muchos teniendo en cuenta que sus compañeros eran mujeriegos empedernidos.

—Lo sé, Devlin no es como la típica estrella del rock —sonrió—, puedes verlo en sus ojos. Y… cielos, es tan cariñoso. Nunca nadie me había tratado con esa mezcla de rudeza y dulzura, la medida exacta para hacer que me olvide de todo el mundo y no sepa más que de sus labios, su voz —tomó otro sorbo y terminó su cerveza —, cielos… estoy enamorado.

Esta vez Harry pudo devolver el golpe del restaurante, le sonrió a Ulisses con una mímica perfecta del gato Chesire y se le acercó un poquito. —Seguro que si te canta en la cama, te hace venirte en un segundo.

El joven suspiró y observó al pelirrojo con las mejillas rojas.

—Ya cantó… y yo...

—¡Oh, dios! Ha de ser increíble, con esos bajos que hace. Yo de ti le doy la noche entera, es más, no sé como estás aquí sentado, hermano. Yo me estaría poniendo hielo y pomada en el trasero porque estoy seguro de que Dev es de los que dan duro. —Harry sabía que a Ulisses se le estaba soltando la lengua porque de otra forma, en el mundo hetero, esa conversación no surgiría ni con barriles de Whiskey. Había que aprovechar mientras sucediera, así podía evaluar el grado de atracción de esos dos. Y le hacía ilusión que estuviesen juntos. Le gustaba la sensación del Cupido revoloteando dentro de él.

Ulisses se encogió un poco ante la mención de “duro”, “hielo” y “pomada” en la misma oración.

—Acerca de eso —murmuró queriendo meterse en el jersey y perderse—, esto… bueno… ¿duele mucho?

Harry casi bota el líquido en una risa, definitivamente la cerveza era perjudicial para el modelo. No se burlaba de él sino de lo… ¿Inocente? De su pregunta, la descartó con un gesto, en su experiencia, eso era diferente según la persona —Te doy un consejo, si piensas que te va a doler, pues tíratelo tú. No creo que le disguste. Babea por ti, ¿sabes? Se le nota, y yo nunca había visto a Dev babeando, así que esa expresión de atontamiento es nueva para mí.

—¿Sí? —Ulisses le observó con los ojitos un poco aguados—, he pensado en ello —pidió otra cerveza—, pero Dev ha sido hasta ahora una figura dominante. Es obvio que el rol que le gusta llevar es el de activo.

El pelirrojo se llevó un dedo a la sien pensando… no era correcto dar esperanzas pero… —Eso es relativo ¿sabes? Las apariencias engañan, no todo el mundo tiene roles definidos, ni siquiera entre las parejas de distinto sexo, hay mujeres a las que le gusta dominar y hombres que adoran ser sometidos—. Cerró los ojos con aire de gran experto.— Yo de ti pruebo antes de estar seguro de si eres un top total. A lo mejor ambos son de las dos formas. Además, hay otros factores a considerar.

—Eres todo un experto —Ulisses se acercó y le escuchó con atención—, ilumíname, que soy un novato, un principiante.

—¡Nah! No lo eres —Le hizo señas al camarero para que les llevara otra ronda.— Con tu cara, es seguro que alguna vez has tenido una mujer que te mire con ojos de amor (o lo que crea que es amor), y esté dispuesta a dejarse hacer lo que quieras, ¿no?

—No te miento, he estado con varias —tragó dos largos sorbos—, pero la mayoría simplemente se mostraban deslumbradas al inicio, para ellas era mejor si yo no abría la boca y me limitaba a… tú sabes —sonrió. —Nunca hubo una que realmente llegara a conocerme.

Harry le dio una palmadita en la espalada y puso cara de auténtico conspirador —Esas cosas pasan, pero el que digas que estás enamorado de Dev facilita las cosas, imagina que un día llegas a desearlo tanto que no te importa lo que te haga, entonces te garantizo que abrirás las piernitas sin pensarlo y el dolor ni siquiera será un factor a tener en cuenta. Ahora, puede pasar lo contrario, puede que Dev te desee tanto que te quiera dentro. Esas cosas también pasan, aunque no te voy a mentir, Devlin Maurice Ford es el hombre más complicado que alguna vez pisó Tierra. Es como una cebollita, con un montón de capas que al retirar probablemente te hagan llorar.

Tenía que decirlo en algún momento, acercarse a Devlin con el corazón en la mano y no esperar ser herido en algún momento era una locura. Sólo Dev sabía lo que pensaba y Harry estaba seguro de que no sabía controlar sus reacciones cuando sus emociones estaban involucradas.

Ulisses le observó en silencio mientras mil cosas pasaban por su mente. ¿Enamorado?, sí… pero en la fase en la que se tiene la ilusión y la novedad. Claro, Devlin iba abriéndose paso a ritmo frenético y eso lo asustaba. ¿Qué sería de ellos después?, ¿en realidad no importaba el mañana sino sólo el ahora? Conocía tan poco de él… en realidad conocían tan poco de sí mismos, que daba miedo.

—Sé que conociéndolo encontraré cosas buenas y malas. Él también las encontrará en mí. Lo importante del asunto es ver si podemos sobrepasarlas y… seguir adelante.

Harry le sonrió con orgullo y un poquito de envidia, él también quería lo que esos parecían estar comenzando, pero no existía un quien para él. Levantó su botella a la salud de Ulisses —Bueno, ya basta de charla queer, que me deprimo, te reto en el billar ¿te parece?

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—¿Y se puede saber por qué no me habías contado algo tan trascendental? —la fémina observó al hombre desde el espejo mientras se ponía unos aretes de perlas

—No te había visto, ya llevaba semanas sin saber de ti o de Will —bebió un sorbo de aquel delicioso té que siempre compartían

—Esa no es excusa señor Hardy —se levantó y giró para mostrarse ya completamente arreglada. La tela del vestido negro ajustado era de caída suave.

—Te ves como una princesa letal —sonrió y aguantó el golpe que la mujer le dio en el brazo.

—Es que eres un malvado. ¿Por qué el único amigo gay que tengo no puede ser como “esos amigos gay” que te hacen la manicura y te dan consejos para el cabello?

—Porque soy una especie diferente —terminó el té— y por lo que veo, en vías de extinción.

—¡Aleluya por eso! —tomó su abrigo y comenzó a ponérselo.

—Anda mujer, deja al pobre Brandon en paz —Will salió del baño arreglando su camisa—, yo diría aleluya porque no sea así. Suficiente tenemos con una mujer, ¿no Brandon?

—Salud —alzó la taza vacía y sonrió—, malvados, se van y me dejan solito esta noche.

—Tú tienes la culpa porque no avisas con tiempo —la mujer se acercó y le dio un beso en la mejilla—, agradece que voy de salida porque si no, te ataría a ese sofá hasta que me cuentes el mínimo detalle de ese chico al que conociste

—¿Conociste a alguien? —Will sonrió y se acercó perdiendo el interés por marcharse pronto.

—Wiiiiilll…

—Espera Nora, esto está bueno —haló una silla y se sentó haciéndole señas a Brandon para que se sentara en el sillón—, entonces, ¿un chico?, ¿al fin alguien captó tu atención?

El hombre dio un suspiro y sonrió resignado. Ya Nora había cerrado la puerta sabiendo que Will no se movería hasta no saber hasta el último detalle. No podía culparlos, esa pareja había funcionado como “agencia matrimonial” para él en los últimos meses, buscándole compañero a diestra y siniestra. Pero nadie captó nunca su atención. Nadie de la manera en que Henry Poole lo había hecho.

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Las luces de la terraza del apartamento de Devlin eran sensibles al movimiento. Lo que las hacía insoportables durante las incontables veces que había tenido que cuidar de Willy y ella se salía a husmear.

Pero tristemente Willy estaba secuestrada y Santiago no quería gatito nuevo. Así que ahora las luces sólo funcionaban cuando el rubio iba hasta el invernadero por algo. Como esa noche en que la luminiscencia le perdía la partida a la noche, y él necesitaba tomates de su cultivo personal para hacerle a Ulisses una salsa de tomate y especias que lo dejara pidiendo más.

Le encantaba cocinar, pero le gustaba más hacerlo por alguien. Y el modelo era una perfecta excusa.

De sopa había preparado una de lentejas con una pizca de tomillo y otra pizca de pimentón y al final la aderezaría con queso de cabra. Uno de sus mejores vinos ya se estaba enfriando y de postre… bueno, esperaba que el postre fuese Ulisses.

Sin embargo los minutos pasaban y el modelo no aparecía. Y lo peor es que no confiaba en las manos de Harry como las más capaces, así que se estaba arrepintiendo de juntar a esos dos.

Llevó las camisas bordadas y los chalecos a la habitación de vestuario. Una reconocida marca le había aportado varios pares de zapatillas para que las usara en la gira a condición de que salieran en cámara en entrevistas y shows, además le habían preparado varios sombreros de ala corta a juego con los chalecos.

Sólo faltaba la joyería que se tardaría unas semanas más y ya estaría listo el vestuario para la gira mundial, una que comenzaría poco después del lanzamiento del primer sencillo del álbum y que tardaría unos meses por el mundo entero en países escogidos y que descartaban a Canadá por las matanzas de focas, a Japón por la cacería de ballenas, a Grecia por el maltrato a animales y a Rusia por la contaminación nuclear. Era la única forma en que era factible protestar por los desmanes de las grandes corporaciones y el egoísmo de los gobiernos. Y si él no podía, con todas las voces que lo escuchaban y seguían, ¿entonces quién?

Cuando la gira se había anunciado, varios diseñadores se habían ofrecido a realizar el vestuario, pero él había examinado con lupa el historial de cada prenda y descartó a los que habían utilizado pieles o cuero, o cualquier fibra animal. La lista resultante era corta pero muy sustanciosa, sólo lo mejor de lo mejor.

Bajó la sopa del fogón y poco tiempo después la salsa. Miró el reloj, no quería ser intenso pero los dedos le picaban por llamar al moreno. En todo caso, estaría haciendo mejores cosas que encerrarse con él, si debía comer y dormir solo, lo haría, no sería la primera vez y ciertamente tampoco era el fin del mundo.

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Ulisses sin embargo, deseaba mucho más estar en casa encerradito y comiendo tranquilo, que en aquel juego de luces que se movían. ¿O sería que había bebido demasiado? No lo sabía con certeza, de lo único que era consciente era del brazo de Harry que le servía de poste para no caer de bruces.

—Debo… dejar de… beber así —arrastró las palabras y se abrazó al pelirrojo—, soy malo… para las cervezas… o el licor… o… ¿qué es lo que bebimos?

—Le dicen Sifón, o cerveza de barril, bastante artesanal; ¡y yo te dije que pidiéramos más papitas! Y lo peor es que ya es tarde y no me gusta estar solito por ahí. En teoría Santi debería recogerme, pero…— Miró al taxista y luego a Ulisses que se tambaleaba sobre el brazo que lo contenía —¿Tú no eres capaz de subir solo hasta tu casa verdad?

Ulisses negó con la cabeza y se apoyó en el taxi.

—Quiero ir a casa… sueñooooo

—Harry se sonrió y le habló al oído al modelo. —¿Cuál casa? Tienes varias… en Río, en Miami, o en Londres ¿Cuál es tu casa Uli?

—Con Dev —se dejó caer en el sillón de atrás—, quiero ir con Dev…

Harry se recostó en la silla satisfecho y sonrió, pero luego le habló al oído de nuevo—¿Y Dev me dará posada hoy, verdad que lo convencerás?

Ulisses pareció pensárselo un poco, pero al fin abrió sus ojos y vio al chico fijamente.

—Sí… pero no intentarás nada raro, ¿verdad? —Se giró volviendo a cerrar los ojos—, él es… mío…

Harry abrió muy grandes los ojos, pensaba que esa tarde había quedado bien explicado el rol que él jugaba ahí: Un simple conocido de Devlin que ya no podía tener nada romántico (ni carnal) con él, porque se conocían bastante bien.

—Dev es tuyo, todo tuyo, pero si no les dices que me deje quedarme, le pellizcaré el trasero.

Ulisses gruñó y asintió.

—Trato… manitas quietas.

El pelirrojo soltó aire, justo a tiempo, habían llegado al edificio y todavía les quedaba la aparatosa subida. Sólo esperaba que Devlin no estuviera dormido ya, aunque igual le reñiría por llevarle a su favorito a las tres de la mañana.

Pero como es obvio, Devlin no había podido pegar el ojo, era una suerte que fuese día festivo o se levantaría echo polvo. Estaba leyendo pero no había asimilado ni una palabra de Henry James en toda la noche. Quería convencerse de que su preocupación era por no saber dónde estaba Ulisses y no por no saber qué estaba haciendo.

De cualquier manera, sus oídos estaban afinados y prestos a cualquier ruido ¡Tonto de él! Ulisses bien pudo haberse encontrado con alguna de sus compañeras de profesión y retomar o empezar un amorío.

Aunque bueno, si debía cortar por lo sano aún estaba a tiempo. Luego sería más doloroso. Y eso que sabía que a Ulisses se le acababa el tiempo en su país.

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Una taza más de té y Brandon Hardy supo que su sistema pasaría evacuándolo toda la noche. Sólo ingería aquella cantidad de líquido bajo dos situaciones: cuando iba a presentar un nuevo libro y cuando estaba deseoso de escuchar una voz en particular. La primera situación era más común que la segunda claro, ya llevaba más de 5 años sin una pareja a la que realmente pudiera llamar pareja. Pero ahora, la segunda situación se había desencadenado y él se la pasaba consultando la pantallita de su móvil por si algún mensaje –de texto o voz- entraba para darle un respiro. Pero hasta el momento, lo único que había recibido eran promociones sin sentido que sólo lo hacían servirse otra taza.

Nora y Will le habían sacado al fin toda la información, hasta que satisfechos se marcharon para llegar tardísimo a su compromiso de aquella noche. Él se había despedido entonces y ya estaba de nuevo en su cómodo apartamento de amplios espacios, ideal para compartir. Pero él vivía solo. Bueno, no tan solo. El buen Rudford descansaba a sus pies, rumiando su juguete favorito antes de retirarse a dormir a su tapete afelpado, junto a la cama de su amo. Nora había reído por semanas al enterarse de que Brandon había adoptado a aquel amigo peludo que no medía más que la longitud de las dos pantuflas del moreno.

«¿Y qué más podía hacer sino traerlo conmigo cuando me vio con esos ojos vidriosos?»

Desde ese día el canino se había convertido en su sombra. Will había opinado que Rudford llenaba el vacío que los niños parecían dejar en la vida de todo hombre ya maduro. Pero Brandon opinaba que su instinto paternal no se desarrollaría jamás. Al menos no con los mocosos.

Suspiró por enésima vez y consultó de nuevo el móvil. ¿Algún día lo llamaría el encantador pelirrojo?, ¿sonaría demasiado atrevido en el mensaje que le dejó?

—¿Soy demasiado intenso, Rudy? —se agachó y acarició la peluda y enrulada cabecita

El perrito alzó la mirada y movió la colita, alzándose para ponerle las patitas delanteras sobre las rodillas. Brandon lo tomó y lo acunó, observando la inminente llegada de la madrugada.

—Mejor vámonos a dormir amigo. Mañana saldremos tú y yo a tomar un helado y a captar las miradas de las féminas… como siempre.

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Cuando al fin el ascensor marcó el piso de destino, Ulisses respiró tranquilo. La cabeza le daba vueltas, todo parecía más brillante y sus pasos iban tambaleantes hacia aquella puerta conocida. Lo único que deseaba en ese momento era tirarse a la cama y dormir.

¿Estaría Devlin enfadado?, ¿qué hora era a todo eso? No sabía ni dónde estaba parado pero por la vocecilla que salía en un susurro a su lado, supo que Harry había cumplido su promesa de escoltarlo a casa y dejarlo en los bracitos del cantante.

—Algo me dice que estará enfadado…

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Pero Devlin no estaba enfadado, o bueno un poco tal vez, pero no era un sentimiento contra alguien excepto él mismo, tal vez no debió haber juntado a ese par, o tal vez si. A lo mejor Ulisses se daba cuenta de que Harry era muy gay (aún para los estándares de Devlin), y se decepcionara de ese nuevo mundo que parecía tan decidido a descubrir.

Uno no podía conservar algo que no le pertenecía, así como también se daba cuenta de que ahí el que se estaba cavando su propia tumba era él solito. Parecía estar complaciendo cada uno de los caprichos de un hombre que le gustaba demasiado, pero que le era inalcanzable en circunstancias normales, y a lo mejor sin alcohol de por medio.

Tal vez el verdadero Ulisses había sido el que lo rechazó durante la escena de cama en el rodaje de ese video. No el Ulisses que estaba encandilado por la estrella de su juventud y que generalmente era más cálido con él cuando las cervezas mediaban.

Se levantó al escuchar el sonido tras la puerta de entrada, con sus escasos muebles esas cosas solían reverberar.

Aunque a ese punto ya estaba preparado para ver a Ulisses cayéndose de borracho, se puso la bata por si Harry (o alguien más) no había seguido su camino.

El modelo se apoyó un poco en el marco de la puerta y se sonrojó al ver a Devlin. No estaba llegando precisamente en las mejores condiciones.

—Hola —y pegó la vista al suelo empujando un poco a Harry para que fuera él el que hablara

—…Hola —Los ojos de color de miel se dirigieron al pelirrojo— ¿Harry? ¿Está contigo Santiago también?

—…Esto… Noup… de hecho, quería pedirte un favor —Y le dio un leve codazo a Ulisses para que hablara, Devlin no quería ser estricto, pero esos dos se asemejaban bastante a un par de escolares cogidos en falta.

El joven alzó su vista hacia Devlin y le sonrió.

—Es tarde y Harry me trajo porque no podía regresar solito —le revolvió los cabellos al pelirrojo—, ¿puede quedarse?

El rubio tuvo que hacer un gran esfuerzo para entender lo que Ulisses le decía, no articulaba muy bien y su acento afloraba bajo las circunstancias. Miró a Harry que le sonreía con todos los dientes, no entendía como ese pequeño leprechaun estaba en perfectas condiciones cuando Ulisses apenas se mantenía en pie.

No dijo nada, sólo les hizo espacio para que entraran.

Ulisses suspiró y arrastró los pies directo al pasillo que lo conduciría a su cama. Quería tirarse a dormir.

—¿Tienes hambre? Preparé la cena…—Sus palabras cayeron al vacío y los ojos de Devlin no se despegaron del modelo que desaparecía por el oscuro pasillo, el pelirrojo comprendió que la oferta había sido para Ulisses, pero cuando se escuchó el golpe de la puerta en una de las habitaciones, los ojos de color miel se dirigieron a él. —Habrá que calentar pero…

Harry observó cada movimiento de Devlin afanándose en la cocina y le tomó la muñeca mirándolo a los ojos —¿Estás bien?

Se encogió de hombros —Supongo, no sé.

—Odio que te cierres, has pensado demasiado esta noche. Sobre él te aseguro…

—No me asegures nada Henry, por favor—. Sus ojos se dirigieron hacia el pasillo —Supongo que es así de seco cuando no… todo el mundo tiene sus momentos ¿Sabes? —Sonrió un poco forzadamente —Y yo le gano a todos.

El joven modelo sin embargo, no encaminó sus pasos hacia la habitación que le había sido concedida como suya. Más bien, su bronceada piel se introdujo entre las sábanas de aquella cama que olía tan bien, olía a Devlin. No tenía cabeza para pensar que quizá el cantante se molestaría por su presencia allí o que era un atrevido por meterse así, medio desnudo como ya estaba. Para él en ese momento, dormir junto al rubio era algo tan normal y necesario como beber o respirar.

---

—¡Esto está buenísimo Devlin! Algún día me tienes que enseñar a cocinar, Santiago aún se rellena de carne y eso es peligroso, más para alguien de su edad.

—Sólo tiene 35 Harry, no exageres.

—Lo sé, lo sé, pero es que ya sabes, soy más de tu estilo, he cambiado. La Madre Tierra primero, ¿eh? — Lamió su cuchara de la sopa de lentejas, se moría por probar la pasta con salsa que tenía en frente.

—Siempre. Oye, tengo agua, gaseosa, jugo, cerveza, vino ¿Qué? —Su tono fue nervioso y un tris imperativo, necesitaba respirar aire frío sin importar que fueran las cuatro de la mañana.

—Para mi, un jugo está bien, de lo que sea, ¡ah! Y un Whisky. —A pesar de que ya había pasado casi media hora, el cantante no había podido sacudirse el desconcierto, parecía que algo le picase y quisiera irse de su propia casa. Harry suspiró sin querer tomar bando.

—¿Whisky?

—Para ti, por supuesto.

Fin del capítulo XII

Las recetas están abiertas a preguntas... por si a alguien le interesan jujuju

Ahora si! a dormir! el próximo miércoles será día de Capitán América (yuhuuuuu!)

2 comentarios:

Prim dijo...

Del telefono no es muy cómodo escribir, pero de todas formas les quería dejar
un mensaje de buenas vibras, saludines y esperando que sigan siempre así, constantes, un beso!.

Freya Karstein dijo...

Oh Prim! muchas gracias por tomarte la molestia, sé lo que escribir desde un gadget que no sea el compu XD
Nos han llegado tus buenas vibras y estamos felices! esperamos que disfrutes el cap 13!!

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