Clasificación: NC-17
Aclaraciones: Esta es una historia original, por tanto sus autoras tienen todos los derechos reservados sobre sus personajes. Sin embargo, existen aportes de cultura Pop que pertenecen a sus dueños.
Los lugares representados en la historia existen.
Advertencia: (I)Aunque existen alusiones a prácticas peligrosas, y las mismas existen, no se recomienda copiarlas o efectuarlas, simplemente se muestran aquí como material informativo.
(II)Las organizaciones mencionadas si existen, y los abusos contra los animales mencionados, también ocurren, y SON un delito.
Gracias por sus comentarios!!
El rubio abrió los ojos y volteó a mirarlo en un brusco movimiento ¿Estaba hablando de posesión? —Nunca había pensando en eso —Sonrió. —Pero si, soy tuyo entonces… y si eres mío, te arriesgas a que sea posesivo porque la verdad es que detesto que te toquen así sea para que te maquillen. Así que si estás dispuesto a soportar a un neurótico como yo…
—Yo también estaré neurótico pensando en esos fans queriendo llegar hasta ti —rió caminando con él hacia la cama, cayendo sobre el mullido colchón—, pero si somos el uno del otro entonces no hay problema —le besó de nuevo—, tú eres el único con derecho sobre mi cuerpo…
—No digas esas cosas, haces que quiera comprobarlas al pie de la letra… —Se apoyó sobre el cuerpo que pareció recibirlo, amoldarse y encerrarlo a un mismo tiempo. Besos suaves fueron repartidos por ambos. La luz de la calle entraba apenas por entre las persianas verticales. Devlin metió las manos entre la cabellera exuberante del moreno, su mano derecha posándose sobre la frente, halando el cabello un poco hacia atrás. Lo observo pensativo, aunque no menos excitado.
—Puedes comprobarlo cuantas veces quieras —susurró acomodándose mejor, levantándole la camiseta a su compañero—, aunque para que sea justo, yo también lo comprobaré… ¿te parece?
—Parece que ya pusiste tu banderita en este territorio —le dio una serie de besitos en la barbilla oscurecida— puedes hacer lo que quieras —Otro beso— Siempre que me prometas ser muy, muy travieso. —Soltó una leve risita mientras su índice se entretenía en estimular uno de los brotes tornasolados sobre los pectorales del moreno. —Mhh ¡sexy!
Ulisses se mordió el labio y terminó de halar la camiseta, dejando el pecho de Dev al descubierto. Sentir su piel era una correntada de electricidad a cada poro, sus pelillos se paraban atentos, erizos ante el encuentro. Sus pezones reaccionaron al estímulo y suspiró audiblemente, halando al rubio hacia su pecho.
—Usa tu traviesa lengua aquí —sonrió— y luego me enseñas cómo puede ser traviesa la mía sobre tu cuerpo…
Devlin dejó escapar un leve quejido, en momentos como ese, Ulisses le parecía un hombre muy tierno, y tenía una cualidad asombrosa para crear intimidad entre los dos. Esa sensación le encantaba, era algo que nunca había experimentado porque nunca antes había estado interesado.
Estiró muy lentamente su húmeda lengua y tocó la punta del pezón tornasolado. Esperando la reacción del cuerpo bajo él.
—Eso, justo así —suspiró de nuevo y apretó los abdominales, ondeando su torso—, ojala esa pintura no sepa mal…
Rió y el sonido salió como una flauta grave y baja. Estaba descubriendo que le encantaba la conversación sin sentido del moreno en la cama. Nunca podía quedarse en silencio y eso lo divertía. Además tenía la ventaja de que recibía muchos cumplidos.
—¡Me encantas! —Le pasó las manos a la altura de los riñones y lo ancló hacia él para prenderse de los botoncitos que lo llamaban. —No me importa a lo que sepa, al final te probaré a ti. —Se dirigió hacia el otro pezón y lamió un rato, escuchando los suspiritos que lanzaba Ulisses. Parecía sentirse inquieto, como si quisiera algo más.
Y Devlin no se equivocaba. Ulisses agradecía esas atenciones (la erección apresada entre sus jeans era evidencia de ello), pero si algo había aprendido el moreno en su vida, era a mantener la balanza nivelada. Hasta ese momento, el rubio le llevaba ventaja, atendiéndolo y brindándole experiencias únicas y maravillosas. Entonces, la misión era clara esa noche: no descansaría hasta ver la cara de placer de Devlin Ford, aunado a sus gemidos. Y de preferencia bastante audibles.
—Tú también me encantas Dev —jugó con los rubios mechones—, me muero por recorrer ese cuerpo tuyo —lo detuvo y lo haló para verlo con intensidad. Lo besó y utilizando el método de su compañero para dejarlo sobre el colchón cual llave de lucha, lo aprisionó bajo su peso y sus manos se entrelazaron, elevándolas hasta arriba de sus cabezas. —Voy a recorrer este cuerpo que me pertenece también —susurró con decisión, sonriendo al ver la cara de sorpresa del cantante
—Inténtalo —El rubio lo miró con suspicacia.
—Nunca me retes —sonrió besándole la barbilla, saltando luego al cuello, que mordió un poco para luego chupar con un poco de fuerza—, no me gusta perder —haló un poco la piel y luego soltó. Una linda marca iba a quedar para declarar el “territorio Mateus”.
Comenzó entonces a descender, besando la clavícula y recorriendo con su lengua la forma del hueso. Hundió a su mojada herramienta en el hoyito que unía esos dos huesos, comenzando a moverse hacia la línea central que partía los pectorales del rubio. Sus dedos comenzaron a bajar también, aprisionando los dos pezones mientras su lengua iba lento de un lado a otro, sin llegar a tocar los endurecidos montículos.
El rubio alzó su mano derecha y la mordió suavemente mientras sentía el estímulo en su pecho. Cerró los ojos para concentrarse mejor en cada caricia, dejando que lo explorara a su conveniencia, su otra mano agarró la almohada arriba, sobre su cabeza. Ulisses era entusiasta y lentamente había dejado de lado la suavidad del primer día, ya no buscaba curvas que jamás encontraría en su cuerpo.
El joven brasileño observó atento las reacciones de su compañero. Sonrió sabiendo que lo que hacía le causaba placer, así que iba por buen camino. Pronto sus labios se dedicaron a degustar cual caramelo uno de los pezones de Devlin, mientras sus manos bajaban por el torso hasta la cintura, desabrochando sin más el pantalón. Ya podía sentir ese bulto delator clamando pronta liberación.
—¡Ulisses! —Medio suspiró el cantante con algo de sorpresa. —No tienes que hacerlo si no te sientes preparado. No lo hagas… —Se irguió un poco para observar esa mano inquieta y esa lengua que ya sabía bastante bien como estimularlo ahí.
—Mmm… soy un amante justo —alzó su mirada y le sonrió—, quiero hacerte sentir tan bien como tú me has hecho sentir… me gusta ver tu expresión de gozo —su mano diestramente comenzó a librar los obstáculos hasta bajar la bragueta y rozar la erección del rubio — claro, comprenderás que no soy muy experto —volvió a anclarse al pezón mientras su mano se metía sinvergüenza tocando sobre la tela del bóxer—, aprendo rápido…
—¡Oh dios! —exclamó al sentir el leve roce en su más que inflamado miembro. Soportó el corrientazo que eso le produjo y luego elevó el rostro de Ulisses hacia él. Los ojos le brillaban en la oscuridad. El verde tentador no se definía entre las sombras, pero si la intensidad de los irises. —No se trata de justicia dulzura, se trata de lo que nos haga sentir bien. Y no hay necesidad de que lo “aprendas” todo en una noche, yo espero… —lo besó con suavidad, el eco del movimiento se reprodujo en la habitación—. Cada cosa que haces me encanta. Tócame y seguirás viendo la misma expresión de placer… ¿no te dije ya que me gustas?
—Sigue diciéndolo, me encanta cómo se escucha en tu sexy voz —lo tumbó de nuevo volviendo a besarlo, halando al fin la tela del pantalón hasta dejarle sólo la ropa interior. Hizo una pausa para deshacerse de sus propios pantalones y así quedar en igual condición. Sonrió con picardía y se colocó a horcajadas sobre él, haciendo que sus inflamados miembros convergieran en un roce delirante. —Me fascinas Dev…
—¡Uli!… sses… —gimió suavecito. Sus piernas se abrieron obedientes para recibir el roce y casi se sintió mareado ante la belleza de su amante…
Sus ojos se abrieron de par en par ante ese pensamiento. “amante” ¿Acaso lo eran? —Dios, Ulisses… —Lloriqueó y levantó la cadera para conseguir más de ese movimiento enloquecedor. Observando al moreno por entre sus pestañas, hecho de luces diáfanas y sombras, era increíblemente bello, y era suyo, lo había dicho. Otro gemido muy fuerte salió de su boca cuando interiorizó las palabras anteriores del modelo. Ahora se daba cuenta de todo el espectro de situaciones que habían recorrido para llegar a ese momento. —¡Dios! —Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás —¡No puedo creer que seas mi amante!
—Lo soy —susurró embistiendo con un poco más de intensidad, pasando la lengua por la barbilla del cantante—, y me encanta serlo —sus manos descendieron hasta las caderas, pegándolo más hasta que sus manos abarcaron las nalgas, amasándolas mientras seguía embistiendo sobre la tela que cada vez estaba más húmeda.
Los brazos del rubio se cerraron tras la espalda de su compañero y lo atrajeron con fuerza sobre su cuerpo para darle un beso suave, que luego se hizo violento. Lo ladeó en la cama y quedaron frente a frente. Sentía la necesidad inquietante y apremiante de hacer que la intimidad entre los dos creciera, se amplificara. Quería cubrir con sus sentimientos a Ulisses… quería darle mucho, todo, aunque no supiera qué o cómo darlo.
El modelo se dejó hacer, acariciando el torso de su compañero, subiendo lentamente hasta el rostro para acariciar los rubios mechones. Le sonrió y buscó de nuevo sus labios mientras sus piernas creaban una batalla de enredo con las otras, enroscándose como si quisiera volverse uno con el cantante.
—Te quiero —se ruborizó pero no se contuvo más. Ulisses necesitaba expresar cómo se sentía de bien al estar así con Devlin.
—¡Ah! —No pudo contener ese nuevo gemido ante el estímulo de la voz matizada con placer de Ulisses y la forma en que lo estaba tocando. Su erección se hizo insoportable y apretó al modelo más para besarlo a fondo, dejando que sus piernas actuaran solas ante el enredijo que causaba Ulisses, mientras su lengua recorría la cálida cavidad de su boca, adorando la forma en que sentía que sus salivas tibias se mezclaban, la manera en que sus alientos agitados pasaban de uno a otro. Si seguía intimando de esa manera, estrechándose más, podría hasta llorar… o correrse sin más estímulo que la presencia a su lado, siguiéndolo en esa loca entrega.
—Devlin —murmuró entregándose a la sensación, halándolo para dejarlo sobre él mientras abría las piernas para recibirlo. Habían cambiado de nuevo los papeles y sus manos ya reptaban decididas hacia las nalgas de su compañero, apretando y halando el bóxer. Quería desnudarlo, desnudarse, sentirlo, grabar en su piel todas esas sensaciones para que el recuerdo durara por siempre y así no añorarlo tanto cuando estuviera lejos. Aunque sabía que sería imposible, iba a extrañar el estar con Devlin, su voz, su risa, sus gestos… —¡ah!, ¡tómame!
Se dejó hacer y él mismo despojó a su compañero de sus prendas. No dejó de besarlo mientras subía la pierna del modelo sobre su cadera, o mientras lo tomaba de la cintura para acercarlo más. No sacó su lengua mientras sentía que se posicionaba listo para penetrarlo. Solo despegó su boca de la otra para murmurar un sentido —Perdóname… —Perforando en un solo movimiento, y tratando de saltarse la resistencia que el cuerpo de Ulisses le ofrecía. Si no lo poseía en ese momento, moriría.
El joven no tuvo tiempo de gritar. El sonido se perdió en un siseo mezclado con un jadeo lastimero al sentir cómo su interior era extendido de tajo. Cerró los ojos y ladeó el rostro para no mostrar las pequeñas lágrimas que se colaron entre sus pestañas. Su estrecho orificio le pasaba las cuentas claras, aún estaba resentido y ahora con esa intrusión el escozor había vuelto corregido y aumentado. Sus caderas se paralizaron y sóolo atinó a apretar sus piernas, como advirtiéndole al rubio de quedarse quieto o lo iba a matar. Claro, él era el único culpable al tentar así a su experto compañero.
Devlin no necesitó de palabras. En ese instante se dio cuenta del error que había cometido. Abrazó a Ulisses muy estrechamente —Creo que si lo saco te dolerá más, ¿verdad? Perdóname.
—No… no te muevas —a pesar de todo le mostró una sonrisa. Tampoco era cuestión de hacerlo sentir mal—, está bien… sólo deja… que… —intentó mover su cadera y una punzada lo regresó a su sitio—, ¡uh!
—No me moveré de aquí amor. —Le susurró mientras le acariciaba la cabeza, aún así su pérfido pene se resistía a quedarse quieto y a mantener la cabeza en alto. Pero moriría antes de provocarle más dolor. —Te quiero Ulisses. Perdóname.
El joven sintió una calidez confortante al escuchar el “amor” agregado a la frase. Un ligero tono rojo cubrió sus mejillas, sonriendo al fin y asintiendo.
—Mmm… está bien —se obligó a relajarse para calmar la fuerza inicial de la estocada—, tranquilo. Me ha encantado eso que has dicho —sonrió de manera más amplia—, amor…
Devlin ahogó una risita. Cada gesto del moreno le llegaba a las entrañas. —Me gusta decirte amor, y cuando eres más erótico, dulzura. Y se me ocurren muchos adjetivos más para describirte. —Lo besó intentando que la relajación llegara pronto. —Si quieres puedo hablarte de todas aquellas cosas de ti que me ponen… o que me encantan…
—Comienza por las que te ponen —movió un poco sus piernas al tiempo que relajaba sus músculos. Poco a poco escocía menos.
—No me hagas hablar dulzura… mira que después no puedes bajar los colores en días y más tarde tendremos una filmación.
—No es tan temprano —volvió a moverse, meneando sus caderas. El dolor era soportable comparado a lo que vendría luego—, la noche es joven… hay tiempo para que me detalles de qué te pone...
—Mhhh —Una contracción involuntaria para expulsarlo le latigueó la espalda. —Ya sabes que me gusta esa moda tuya tan metrosexual ¿no? —Le besó el lóbulo. —Adoro poder verte entero sin que nada me tape la vista de cada detalle… tu piel canela… —Pasó la mano por el brazo que tenía más cercano. —Tus músculos… incluso en el punto exacto de los pectorales… tus pezones y claro, tu ombligo y tu trasero….
—Ahh… entonces ¿te gusto todo yo? —sonrió y al estar más relajado, subió mejor las piernas y se acomodó para no dejar escapar de su interior esa carne que podía ser al tiempo su verdugo y su pase al éxtasis—, a mí me gusta tu voz… no, que va, me fascina tu voz… cada vez que hablas me acaricias… y tus ojos… tus manos… —suspiró mientras le rodeaba el cuello—, creo que estoy listo.
—Pequeño sinvergüenza ansioso. —El rubio rió y le dio otro beso, muy suave —Dale un poquito más de tiempo, no lo acoses. Necesita relajarse más o luego no me querrá, y se me partirá el corazón porque lo adoro. —Ayudó a Ulisses a acomodarse un poco mejor —A él, y a ese pequeño corazón que yace en la punta de este señor —Tocó el miembro del moreno, repasando la forma del glande con su dedo índice en una caricia fantasma. Luego su dedo empezó a hacer suaves círculos sobre el minúsculo hoyo de la uretra, buscando estimular y relajar. —A este paso me vas a obligar a componerte una canción como esa de John Mayer… Describiendo cada una de tus curvas y lo delicioso de tus labios. —Lo besó despacio, su labio inferior apenas penetrando en la separación de los otros dos. Comprimiendo con deleite el trocito de carne roja que tenía entre la boca.
—¡Ahh!, bem… así —el joven contrajo el abdomen y los deditos de sus pies. Devlin parecía conocer cada punto específico para arrancarle gemidos entregados. Como buen músico, afinaba el instrumento hasta dejarlo en el punto perfecto. Y Ulisses era un instrumento dispuesto a vocalizar las mejores notas para gozo de su dueño. —¿De verdad…? —sonrió mientras sus manos acariciaban la espalda del rubio—, ¿harías una canción para mí? —Le haló el labio y luego lo chupó, dándole otro beso—, ¿con esa voz tuya tan sexy? —susurró y no pudo evitar reír bajito al recordar la sugerencia de Harry sobre grabar la sesión sexual con Dev.
—Deja de hablar en tu idioma, apenas te entiendo pero me pones a mil. —Se ancló a los besos mientras sólo su dedo pulgar seguía acariciando el miembro, su otra mano pasó a rastrillar con suavidad las tersas nalgas libres de vello. Si hubiera sabido que los modelos podían ser tan eróticos… —Pos supuesto que te escribiría una canción, pero seguro no podría salir de los dos. Muy subida de tono y… ¡ah! No te estreches tanto o me pondré manos a la obra.
—Es… tu culpa —jadeó y su cuerpo pareció hacer lo contrario a lo ordenado por el rubio, porque esa estrecha parte que era invadida con escozor, se hizo más apretada—, ohh… una canción así… sólo para… ¡ah! —sus piernas se cerraron en torno a las caderas del cantante— sólo para nosotros…
Se movió intentando saber si el moreno ya estaba más receptivo a su invasión. Sus ojos se cerraron de nuevo y sonrió ¡Era tan placentero estar así! —Yup. Comenzaría por describir como me aprieta esta deliciosa entrada tuya… o como te dilatas a medida que me muevo más… luego te contraes y me aspiras, ¡dios, Ulisses! ¡Te juro que ya no puedo más!
—Mmmm… —el joven ladeó la cabeza sintiendo cómo luego del gran escozor y el dolor, el haber relajado un poco los músculos ayudaba a hacer aquello más soportable —, es… es que eres grande —se arqueó un poco, buscando de nuevo sus labios—, muévete ahora porque yo también estoy llegando al límite…
Devlin le tomó la pierna que reposaba sobre su cadera y la elevó más mientras lanzaba su cadera hacia adelante. Miró a Ulisses a los ojos mientras realizaba un par de estoques perdiendo por completo el aliento. Quería ver placer y aprobación en ese rostro de facciones increíbles y masculinas.
El joven siseó al inicio del movimiento, pero cuando Dev se hizo hacia delante en esa posición, rozó el punto que tanto había buscado. —¡Ahhh! —su cadera se movió buscando más contacto—, allí Dev… me gusta… me gusta eso…
Pero los ojos de color miel no se despegaron de su rostro, ni el cuerpo se movió para hacerle caso. Detuvo sus movimientos un momento y esperó a que Ulisses lo mirara.
El joven movió de nuevo sus caderas, pero se quedó quieto al ver la expresión de Devlin. Le observó fijo y sus manos pasaron suavemente por los redondos hombros.
—Te quiero… —Murmuró, sus ojos partidos entre el placer y un brillo de desesperación. —Es una locura… —Dio una suave estocada. —No sé que será de nosotros pero ahora no me importa. No me importa.
Ulisses cerró los ojos y sonrió mientras lo abrazaba. Saberse querido por la persona que él ya quería era algo muy intenso. La primera vez que significaba algo tan poderoso como para dejar todo de lado por un momento y simplemente vivir… simplemente estar al lado de esa persona que lo hacía sentir más como él y no como el “supermodelo”.
—No importa —gimió abrazándolo—, no importa el mañana Dev… tenemos el ahora —le dio un beso suave—, y yo también… te quiero
—Me gusta cuando me dices Dev, —Le murmuró mientras lo volteaba de espalda sobre la cama y se preparaba para comenzar a dar una serie de embestidas —¡Di mi nombre! ¡Dime siempre así! —Le imploró mientras su miembro no perdía ni una sola estocada contra la pequeña capsula de placer dentro del modelo.
—¡Ahhhh!, ¡Dev! —Repitió mientras sus piernas se abrían más para dejar que el cuerpo del rubio conquistara todos sus rincones—, ¡Dev!, ¡así!, ¡me gusta! —sus dedos se enterraron en la espalda del cantante para dejar huella de lo doloroso y placentero mezclado en un solo acto—, mmmmnh… Dev… Dev…
El rubio se prendió al cuello del moreno para empezar una serie de besos intensos. Un resquicio de su razón le recordaba que no debía marcar la piel de su amante. Lanzó un quedo gemido al recordar que justo eso eran. Estaba dentro del cuerpo de su amante, llenándolo de placer y otorgándoselo a sí mismo. Intentaba dar lo mejor de sí para que nunca, a pesar de la distancia, de lo que sucediera después, lo olvidara.
Ulisses ladeó la cabeza para dejarle hacer mientras sus manos seguían pasando por la espalda de su compañero. Sus piernas abiertas fueron cerrándose alrededor de las caderas del cantante, enroscándolo con su cuerpo al sentir cómo iba poco a poco haciendo efervescencia.
—¡Dev! —Jadeó mordiéndose el labio—, voy a…
—¡Córrete! ¡Córrete para mi dulzura! —Gritó mientras su paroxismo llegaba a un alto pico, sólo esperando sentir la humedad del moreno en su vientre y sus paredes internas comprimiéndolo dolorosamente.
—¡Ahhhhhhhhh! —el joven estalló en abundancia, succionando el miembro en su interior con la plena intención de ordeñarlo y sacarle todo el contenido dentro de su cuerpo. Sus dedos se anclaron a la espalda y aruñaron mientras parecía quedarse sin aire.
Al tiempo Devlin se arqueó formando la mitad de un círculo, su cabeza hacia atrás exponiendo su manzana, su pecho doblado hacia atrás… el único punto de unión con su amante, mientras lo llenaba, era aquel en donde ambos sentían la confluencia del placer. No emitió ningún sonido como era su costumbre, pero en su rostro relajado, con una expresión casi angelical, se reflejaba lo intenso de sus sensaciones.
Ulisses llevó una mano a su propia cabeza, apartando los cabellos que se habían pegado a su frente gracias al sudor. Su pecho subía y bajaba y todo su cuerpo estaba lleno del rocío del momento apasionado que habían experimentado. Sonrió, con esas facciones francas y llenas de un cariño que ni él sabía que podía expresar, moviendo sus piernas para acariciar a su compañero, a su amante, a ese que le estaba enseñando que bastaban unas horas, unos cuantos días, para entregar lo que nunca había sabido entregar en sus años más locos.
—Dev… ven aquí —abrió los brazos para que el rubio se dejara caer hacia delante
Se dejó abrazar, se dejó acariciar y se dejó besar. El sexo con Ulisses solía ser tan intenso que caía rendido, y a él le gustaba meditar después de llegar al clímax. Nunca se había sentido acomplejado por su tendencia o sus necesidades, pero ahora, cuando la realidad los amenazaba tan cercanamente, se cuestionaba sí todo aquello era meramente circunstancial y no había terminado por hacer una imposición de sus necesidades al modelo. Tal vez en un estado vulnerable…
Cerró los ojos sintiendo algo de angustia, y buscó la parte de detrás del cuello del moreno para besarlo al tiempo que acariciaba con ambas manos los húmedos flancos. Lo estaba aplastando un poco pero esperaría a recibir la queja.
—Mmmmh —el joven se erizó y sintió cómo al fin su interior era abandonado. Podía sentir la humedad llenando sus rincones y esos labios buscando su cuello., al tiempo que la calidez de ese cuerpo maduro llenaba su piel y dejaba sentir su peso de manera dominante. —Me aplastas —rió halándolo más—, pero me gusta…
Devlin hizo más presión hacia abajo, dejándose caer sin una pizca de fuerza sobre el modelo —Me aprovecharé en ese caso… Mhhhh… pezoncito… —Murmuró estirando su lengua como si se tratara de probar un dulce recién hecho solo para él.
—Si… y son solo para ti —el joven sabía bien que el rubio se encendía con esas declaraciones sobre su cuerpo—, anda… muérdelo…
El rubio dejó escapar un resoplido y se dedicó de nuevo a la tarea. Era increíble como a su edad podía responder con tanta rapidez a las insinuaciones del modelo. Otra característica que adoraba de él.
Su lengua repasó con lento detalle el cúmulo de piel tersa, con una textura tan particular al roce con su paladar. Después de dejarlo muy húmedo miró a Ulisses desde su posición y absorbió el trocito entre sus labios con mucha fuerza, los dedos de su otra mano aplicando un masaje al músculo entero. Combinando ambas sensaciones, un poco de violencia y confort.
De pronto la campanita electrónica sonó. Devlin dejó ir a su deliciosa presa. —No quería mencionarlo, pero tu celular ha estado sonando mientras te estaba follando ¿te lo alcanzo?
Ulisses sonrió de medio lado al escuchar esas palabras al desnudo. Le encantaba que Dev fuera así, tan directo.
—Pásalo, ha de ser Simon con uno de sus ataques de histeria —ondeó su cuerpo bajo el rubio—, así luego sigues con esta tarea que tanto nos gusta…
Devlin respondió con la misma sonrisa “malvada”, reptó con intensión sobre el cuerpo de Ulisses y llegó hasta el borde de la cama. El aparatito estaba llorando su abandono bajo la cama, casi a los pies de la misma. Lo tomó y su ceja se arqueó al darse cuenta de que era Harry quien mandaba un mensaje a Ulisses. Su Ulisses.
Se lo entregó y se calló su propuesta de que el moreno se pusiera en cuatro para darle una deliciosa y concienzuda acicalada a ese punto entre sus nalgas.
—Esa carita… —el moreno tomó el aparato y sonrió al ver que era un mensaje de Harry—, cielos, trae algo adjunto —se irguió un poco para manipular mejor el aparato, sonriendo al ver que Dev seguía con esa ceja arriba—, un video… sólo falta que me lo haya tomado estando ebrio —rió pero su gesto fue borrado por un intenso sonrojo cuando vio las imágenes.
—¿Qué demonios te ha enviado? —Devlin se acercó al escuchar los sonidos animales en el celular. —No me digas que el pedazo de enfermo ese te ha enviado un video de él masturbándose o algo así…
—No precisamente él —se mordió el labio y le mostró la pantalla al rubio.
—¡Por
—Es tu salón —volvió a ponerse rojo—, ese domingo… tú sabes…
Devlin lo miró a los ojos… luego miró el video de nuevo y sonrió con complacencia. —¿No podías esperar que uno reconozca su propio trasero en cámara, no? —Luego se quedó callado un momento viendo como Ulisses le metía un dedo entre las nalgas para responder a su movimiento… aquel domingo había sido apasionado ¡Aquel domingo Henry había…! —¡Yo lo mato! —Empezó a levantarse de la cama para buscar su propio celular —¡Pero antes lo despellejo vivo si se atreve a hacer algo más con él!
—¡Eh! —Ulisses le saltó encima y le sonrió mientras dejaba su peso sobre el cuerpo desnudo del rubio—tranquilo… ha sido una broma, ya lo ha borrado —sus labios rozaron la barbilla de su compañero—, no lo veo capaz de hacer algo más con ese video…
El rubio quedó atravesado sobre la cama en una forma antinatural, miró a Ulisses y luego se mordió los labios. —¿Estás seguro?
—Uhum —le besó suavemente, rozándose a propósito—sí, ese chico no es malo —comenzó a bajar por su cuello—, y se nota que te respeta mucho —mordió uno de los pezones de su compañero mientras sus manos iban acariciando las caderas—, además… esa tarde… —bajó más, dejando un rastro húmedo en el tórax— fue excelente —hundió su lengua en el ombligo—, ese día comenzamos lecciones intensivas… ¿recuerdas? —sus manos apresaron los muslos, amasándolos para subirlos un poco y dejar al descubierto esos rincones de la anatomía de Devlin que Ulisses tanto quería recorrer.
Lo abrazó y lo tiró sobre su cuerpo, los labios delgados se prendieron a los del modelo y abrió sus piernas de par en par para que se acomodara. Su cuerpo se sentía receptivo a una nueva tanda aunque anatómicamente no todo hubiera “levantado cabeza” aún. —Ese día conocí a la boquita más sensible que se me haya cruzado en la vida. Y no estoy hablando de tus labios. —Le dispensó un beso húmedo y delicioso. —Déjame ver de nuevo ese vídeo.
—Pervertido —una sonrisa pícara se instaló en el rostro de Ulisses mientras se colocaba de manera estratégica, haciendo que sus miembros se rozaran—, ¿te pone vernos así?
Devlin lanzó una risita profunda y franca mientras su mano acariciaba uno de los dorados brazos de su amante —Tratándose de ti, me pongo duro incluso si tuvieras traje de astronauta…
El modelo alzó una ceja y comenzó a reír, negando con la cabeza mientras buscaba la boca de su compañero una vez más. Mordió esos labios y los succionó mientras su mano tomaba el aparatito para volver a dar “play” a aquellas escenas que no pensaba eliminar de allí. Serían su secreto más erótico para ver cuando estuviera solo en sus noches en casa.
—Aquí tienes —susurró colocándolo para que pudieran verlo los dos— y si quieres me filmas ahorita para que me lleves en tu móvil…
Devlin observó la escena otra vez mientras su cerebro sopesaba las implicaciones de hacer lo que Ulisses le pedía. Era algo muy íntimo y que conllevaba una familiaridad y confianza total. Al final el video no lo estimuló, pero la piel cálida de su compañero sí. Dejó el aparato a un lado y tomó las mejillas del moreno y lo atrajo para un beso que buscaba quitarle todo el aliento. —No. —Suspiró cuando lo soltó —. Prefiero que los recuerdos que tenga de ti palidezcan en mi memoria. Así la realidad será grandiosa cuando estemos juntos.
Ulisses se estremeció al ver los ojos del rubio y escuchar esas palabras. No supo describir la sensación que le invadió, pero parte de él se sintió un poco apenado por hacer una propuesta de ese tipo.
—Tienes razón —lo besó de nuevo, moviendo sus caderas para volver a rozar esas partes tan sensibles y poco a poco despertándose de nuevo—, pero no dejaré que palidezcan… tú eres mío y yo soy tuyo, ¿recuerdas? —sus manos se enterraron entre los rubios mechones—, no importa dónde estemos, siempre encontraré la manera de que recuerdes… —le haló el labio y lo volvió a besar
Le respondió a cada uno de sus eróticos movimientos y toques, dejando que Ulisses lo poseyera en más de una forma, a través de sus piel, de sus sentidos, de sus sensaciones y de su psiquis. —Ulisses… —Suspiró — te quiero… —murmuró con simpleza mientras lanzaba un jadeo de excitación. Aún no lograba ponerse erecto del todo y Ulisses parecía tan ansioso… Sintió que la angustia lo invadía al sentir que el moreno estaba de nuevo más que listo.
—Oh Amor —el moreno notó una creciente ansiedad en su compañero y al notar cómo su cuerpo llevaba ventaja, supo cual era la razón. Con el tiempo aprendería a moderar su apetito sexual y tomar un ritmo que permitiera a los dos ir a un mismo tiempo. Pero mientras ese momento llegaba, la lista de cosas por poner en práctica crecía y esa noche parecía ser ideal para comenzar a probarlas. —Déjame probarte —susurró sobre sus labios mientras sus manos apretaban las nalgas firmes.
El rubio observó con interés como Ulisses se resbalaba por su cuerpo. Sus pupilas se dilataron cuando lo vio abrir la boca y estirar la lengua, sus ojos se cerraron con placer. La sangre en sus venas pareció despertar y correr a velocidad máxima. Miró al moreno por entre las pestañas —Si no quieres hacerlo, no hay por qué forzarse.
—No lo hago a la fuerza —murmuró llegando al miembro que comenzaba a decir “¡presente!” —, quiero probar todo de ti —sonrió dándole un beso en la punta. La humedad le supo un poco ácida, pero nada que no fuera soportable.
—Espera Ulisses… aún no. —Le tomó la barbilla y lo miró a los ojos —No lo quiero de esta forma. Aún puede ser que no caigas en cuenta de algunas cosas, la pasión nos… enloquece, a veces… — miró hacia su miembro con obvia intensión y luego miró a Ulisses para saber si lo comprendía. No quería usar palabras como “escatológico” o “sucio” con él, porque seguro pensaría que era a él a quien encontraba así y no a la acción misma. No quería ahondar en la incomodidad que había percibido en el moreno cuando había rechazado tajantemente su propuesta de filmarlo.
Cuando Ulisses había empezado a manifestar su deseo se confió por entero a sus manos y a su experiencia. Devlin lo sabía en carne propia, y es que esos hábitos que se aprenden con el primer amante son difíciles de borrar después. Era su responsabilidad por tanto hacer las cosas bien, instruir de manera sutil, y sobre todo proteger a Ulisses de los arrebatos de su pasión que a veces jugaban en contra de los dos. Como con el video, el acto de una felación en ese momento sería algo delicioso e increíble, pero, ¿qué clase de humano desconsiderado sería si dejaba que se arriesgaran?
Y no, no era porque Devlin prefería no tomar riesgos. Adoraba a Ulisses y parte de ese sentimiento profundo que le despertaba, se relacionaba con el respeto y el auto respeto, así como no podía aceptar una filmación que podía caer en malas manos, no iba a arriesgar su salud sólo porque se muriera de curiosidad por saber como lo succionaría esa primera vez.
El moreno frunció un poco el ceño al principio, pero pronto supo a qué se refería el rubio al detenerlo. Claro, esa luz de entendimiento llegó de la mano de un intenso color rojo abriéndose paso por los poros de su cara, haciéndolo sentir como un muchachito inexperto y descuidado. Podría haber sabido todo en el arte del amor como un heterosexual, pero comenzaba a darse cuenta que en el “otro terreno”, en ese camino que deseaba recorrer con Dev, él era un novato y tenía que aprender a controlar esa pasión que cegaba o dejaba a los riesgos como algo mínimo, cuando no lo eran.
—Entiendo —sonrió apenado, rascándose la cabeza mientras subía de nuevo y miraba a Dev a los ojos—, supongo que… ¿nos caería bien un baño? —desvió un poco la mirada porque la vergüenza parecía no extinguirse.
Devlin le tomó la barbilla y le regaló una serie de besitos succionadores apenas intensos. —Vamos, los niños lindos no hacen esas caras. —Le dio otro beso deslizando su mano por sobre el tórax hacia el sur, quedándose con los restos de pintura tornasolada en la palma y las yemas. —Apuesto a que llorabas un montón en el Kindergarten. —Lo dijo con toda la dulzura de que fue capaz, sólo para molestarlo. Le encantaba hacerlo, porque así era Devlin. A veces cruel con los que apreciaba, pero nada que fuera serio.
Ulisses le puso una trompita de enfado, pero al final terminó sonriendo.
—Era el consentido de la maestra y me aprovechaba de ello —lo susurró acercándose al oído del rubio—, soy un chico muy malo…
—Seguro que si —El rubio torció la boca —Eres de los que fingía que se caía para que su profesora lo consolara y cuando lo acunaba no le quitabas la mano de los pechos ¿eh?
—Mmm —sonrió alzando una ceja—, ¿debo tomar eso como un reproche? —le mordió el labio de manera juguetona y luego lo haló para dejarlo de nuevo encima de él—, porque ahora me aprovecho para no quitar las manos de aquí —apretó las nalgas del rubio
—Podría clavártela de nuevo ya mismo para que aprendas la lección, Ulisses. —Y era cierto, los juegos de cachorro del moreno lo encendían, le daban a entender que ahí él tenía el mando y podía hacer lo que quisiera ¿Desde cuando el poder no excita?
—Vas a destrozarme —jadeó sobre sus labios, ondeando bajo el cuerpo de su compañero para rozarse y tentarlo más —, pero antes deseo aprender otras cosas… tú sabes bien cuáles —le sonrió. —Entonces… ¿nos damos un baño?
—No. —Fue lo único que le dijo mientras embistió de nuevo con una sola estocada, lo que le faltaba para estar a punto lo consiguió cuando su cabeza se adentró en el ajustado canal de Ulisses. Abrió la boca en jadeo y se deslizó más hacia adentro, hasta que estuvo hundido hasta el último milímetro disponible en aquella posición. Sabía que no le causaría dolor, pero se moría por explorarlo hasta el fondo.
—¡Ahhhhh! —Ulisses se arqueó y su piel se puso eriza— mmmmmnh… así —sonrió al sentir cómo Dev se adentraba más en su cuerpo. Comenzaba a acostumbrarse a ese “intruso” invadiendo sus rincones y realmente le gustaba. Sus ojos vagaron entre las figuras del techo y los ojos del rubio, sintiendo cómo las horas parecían seguir su curso, pero aún el manto nocturno los protegía. Sonrió de nuevo ante otra embestida, abriendo las piernas lo más que podía, para luego apoyarlas en el colchón y tomar impulso. De manera casi acrobática, levantó al rubio con su peso y lo hizo quedar de espaldas para colocarse él a horcajadas y controlar el movimiento. Realmente era parte de su naturaleza de “odio perder”. Si no se salía con la suya, pasaba un mal momento.
—Tú también… —jadeó moviendo sus caderas de manera circular mientras sus manos se apoyaban en el pecho del cantante —eres… un mal chico…
—Nadie te gana a ti Mateus… —Se levantó para acomodar al jovencito entre sus caderas como un candelabro formado por los dos. —Pareces un chacal en celo… —Lo besó de nuevo, sosteniendo su cabeza con sus dos inmensas manos, apretando los mechones de cabello cobrizo a la luz de la lámpara. —Podría matarte de saber que eres así con otro hombre. —Elevó su cadera intentando llegar muy al fondo, a pesar de que esa no era la posición más óptima —Quiero marcarte por dentro. Quiero dejarte mi marca en todo el cuerpo Ulisses…
El moreno jadeó y apretó con fuerza los mechones de Dev, viéndolo con intensidad.
—Con nadie más —pasó su lengua por la barbilla—, soy fiel a mi pareja Dev… puedes marcarme como quieras, deja tu territorio marcado —sonrió mientras otro gemido escapaba de su garganta—, nadie más tocará lo que no le pertenece…
El rubio apeló a su fuerza física para arrodillarse en la cama sin soltar la cadera de Ulisses, esperando que el agarre de su pantorrillas en la cintura fuera el adecuado, tal vez se dejara la espalda allí, pero quería hacer sentir a Ulisses quién lo poseía a pesar de que sabía que estaba provocando dolor con una penetración tan profunda.
Lanzó un jadeo bajito cuando sintió que se adentraba más. Las uñas del modelo se le clavaron en la espalda, pero no soltó. Ni loco lo haría.
—¡Devlin! —gritó pero pronto el lamento fue seguido de inagotables gemidos, confundiéndose entre el dolor y el placer. Sus uñas se enterraron en la fuerte espalda de su compañero, eran su anclaje para no perder la conciencia ante la ola de placer que parecía consumirlo por completo. De lo único que era consciente era de ese falo perdiéndose en su interior, tan profundo que supo que ésa era la marca que el rubio iba a dejar dentro de él. Nadie más podría poseerlo de esa manera, en cuerpo y alma. —No… no… ahhh…
Devlin reptó su brazo derecho por la espalda dorada, hasta llegar a la nuca, allí su mano hizo anclaje, y sus músculos resaltaron como una potente máquina de guerra cuando las embestidas comenzaron, el problema era subir, porque de bajada dejaba que la gravedad actuara por los dos. Sus labios besaron la suculenta protuberancia de
El modelo jadeó con fuerza y se perdió en la sensación de ser completamente sometido y adorado al mismo tiempo. Su cuerpo jamás había conocido de ese placer sin medida, el acto de eliminar toda distracción y simplemente quedarse anclado en los hermosos ojos de color trigo, sentir las fuertes manos que prometían nunca soltarlo aunque estuvieran a kilómetros de distancia. Sí, quizá era una locura, quizá era un capricho del destino, pero ya estaba perdido por el corazón de ese cantante.
—Sigue… ¡sigue Devlin! —sus ojos se cerraron y su cabeza se echó hacia atrás. Lágrimas de gozo se agolpaban en sus pestañas y su boca permanecía abierta en un eterno jadeo de placer.
Sus labios se abrieron en un gesto que era una fusión perfecta entre un rugido y un lamento, no podría esperar al modelo, si seguía así sus ansias lo sabotearían y todo habría acabado para él. En un movimiento inesperado lanzó al modelo sobre la cama y cambió el ritmo de sus estocadas con un movimiento más lateral. Parecía que saldría fuego de su miembro a la velocidad asombrosa con que se movía por el pasaje dispuesto.
—¡Agghh! —Ulisses arrugó las sábanas y gimió con más fuerza al sentir la rudeza de la pasión de su amante. —¡Me… me vas a matar! —se arqueó y un gemido entregado comenzó a anunciar su eminente desenlace.
Devlin lo dobló aún más al punto que parecía estar dentro de una concha, sus ojos se negaron a cerrarse mientras ponía toda su fuerza en sus caderas, las venas de sus brazos brotaron debido al agotamiento, y el sudor resbaló por ellos.
Mordió sus labios deseando terminar ya con eso… pero jamás diría una sola palabra que obligara a Ulisses a llegar a su cúspide. Prefería reventar. Se jugaba su orgullo masculino en ello.
El joven apretó los dientes y un gemido desgarrado surgió de su garganta, mientras sus dedos se enterraban en los firmes antebrazos del rubio, sintiendo cómo su cuerpo parecía ser elástico ante la posición en la que estaban. Esas estocadas iban a dar a un punto que le hacía enloquecer, todo se nublaba, nada parecía más real que ese cuerpo sudando sobre el suyo, esos jadeos silenciosos de un amante experimentado que resultaba el mejor maestro.
Cuando el intenso gozo desbordó el límite de su conciencia, gritó y sus manos arañaron mientras su cuerpo estallaba en una blanca explosión que cubrió su torso y resbaló por las sábanas. Se arqueó como un felino y sus labios parecían no poder articular palabra. Tembló como un bebé recién nacido y se quedó desfallecido sobre el colchón, cerrando los ojos porque se sentía mareado, regresado de un viaje fantástico por las tierras paradisíacas del placer sin culpa.
—¿Ulisses? ¿Estás bien? —las palabras rompieron el velo de la noche minutos después de la intensa liberación de los dos hombres. Devlin se levantó un poco para observar la cara de su amante, sus manos le acariciaron la frente mientras observaba las facciones relajadas, los labios apenas abiertos, con esa deliciosa curva superior. Era aún un niño, 22 años, ¿Qué demonios hacía con él?
Pero a esas alturas, no se quejaría. Ulisses lo había llamado “su pareja”, dejaría que él tomara las riendas de toda esa locura y él no protestaría ni una vez más. Tenía demasiada suerte.
El modelo sintió las caricias pero no abrió los ojos. Aun saboreaba los resquicios del mejor orgasmo que había experimentado en su vida. Medio sonrió y sólo alzó uno de sus brazos para rodear el cuello del rubio y halarlo hacia él. Su pecho subía y bajaba y sus labios rozaron los ajenos, simplemente jadeando y suspirando.
—Supongo que eso es un “no” a tu idea de una ducha verdad —Tal como le indicó, recostó su cabeza sobre el pecho del muchacho, escuchando el corazón que se aquietaba, su mano acarició el hombro y los brazos dorados.
2 comentarios:
Se me hace que ya las partes lindas acabaran y prontomtendremos lagrimillas por monton ;(. Quiero mas del la dupla SS!! Harry ya sabemos q esta genial, pero esos dos me carcome el seso de como iran a seguir!!
Jaja Prim! Oh créeme luego tendrás sobre dosis de SS!! de hecho se vienen varias escenas con ellos, y bueno, respecto a Ulisses y Devlin y a riesgo de adelantarme, se tomaron muy bien la separación XDDD
Harry y Brandon... Son una familia feliz.
Gracias por comentar y un abrazo!
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